¿Puede un mueble incorporar el factor humano en la esencia de su diseño? No hablamos sólo de que esté hecho de forma artesanal o de que se piense en la manera en que vaya a ser utilizado, sino de ir un paso más allá. Esto es lo que hace Ruth Uve en Estudio Báltico, la firma de mobiliario que ha creado y con la que busca ir más allá del puro diseño para tratar de capturar ideas que trascienden al objeto. ‘Detrás de cada proyecto hay un concepto diferente, o al menos eso intento. Me centro mucho en todo aquello que va más allá de lo meramente objetual, como materiales, colores o sistemas de construcción para acercarme a través de algo físico a las cuestiones que me interesan en cada momento’, explica Ruth. Para conseguirlo, se vale de recursos muy diversos, desde juegos ópticos a preguntas más o menos trascendentales, sin descuidar la parte objetual, pero procurando que ésta no tenga todo el protagonismo. ‘Para mi es muy importante que las piezas sean completas y para que esto suceda necesito que beban de las dos vertientes: de su espíritu como objeto y del nada reñido lado emocional‘.
La historia de Estudio Báltico está íntimamente relacionada con la de la propia Ruth, quien, después de haber dedicado la mayor parte de sus años profesionales al estilismo, decidió volver a estudiar para empezar algo de cero. Se decantó por el diseño de mobiliario y al poco tiempo montó el estudio.
A la hora de diseñar se inspira en su vida y en la de las personas que tiene a su alrededor. Esas ‘preguntas’ que actúan como catalizadores de ideas que luego se plasmarán en los objetos, pueden aparecer en una conversación, en la manera en la que alguien cocina o se sienta, o en los usos que sin darnos cuenta inventamos para objetos muy cotidianos. Lo primero que hace Ruth es observar, especialmente los movimientos corporales, pero también los rituales comunes, y a partir de ahí busca la volumetría y el material más adecuado. Siempre empieza con experimentos, trabajando con las manos, primero con un dibujo y después con una maqueta. Una vez que ésta está lista, se pasa al ordenador y de ahí al prototipo. Para la construcción, trabaja con diferentes proveedores externos, tratando siempre de trabajar con talleres artesanos, ya que valora muchísimo el trabajo hecho a mano. Su material favorito es, sin duda, la madera. ‘Me gustan mucho los materiales que están vivos, que cambian’. Eso sí, nunca pinta sobre ella; si aplica color, utiliza metal o DM.
Para Ruth, todo buen mueble debería tener un contenido que no se quede únicamente en la parte práctica, que aproveche todas las opciones que le ofrece una disciplina tan rica y libre como el diseño. Además, añade que tienen que estar ergonómicamente pensados y, a ser posible, tener también una utilidad variable, como ocurre con sus propios muebles. Con Schnitt, las primeras piezas de su estudio, había quien las definía como mesas y quien las veía más bien como taburetes. ‘Yo las creé pensando en que fueran piezas muy neutras. De hecho sirven para ambas cosas e incluso como estantería. Pero pueden tener más usos. Sólo hay que darle una vuelta y descubrirlos’. En ese sentido, Estudio Báltico se apoya mucho en piezas geométricas, que permiten crear diseños más abiertos desde el punto de vista del uso.
De momento, los muebles de Estudio Báltico se venden únicamente online, lo que permite mantener los precios en una línea asequible, y también forman parte de la selección de la tienda holandesa de diseño Crowdy House.