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‘Toga’, el restaurante que entusiasma

Martín López

Noodles con atún rojo. Es el plato que todos, al menos en su primera visita, solicitan cuando se sientan a la mesa en Toga aunque, como comprobamos más tarde, ese plato no figura en la lista que previamente nos han entregado para que elijamos. Sorprende, por tanto, que el plato estrella de un establecimiento no se enuncie en ningún apartado de su carta pero es que, según descubrimos más tarde, la gran mayoría del público que acude a este establecimiento de Lavapiés lo hace animado por la recomendación de algún (buen) amigo o conocido; y en concreto, por ese plato ante el que todos caen rendidos. El resto lo hace para degustarlo una vez más y, de paso, dar oportunidad el resto de propuestas que brindan los tres amigos que gestionan el restaurante: el uruguayo Gonzalo Rincón, y los argentinos Matías del Águila y Pablo Paternostro. A los dos primeros los veremos ocuparse de la sala; al tercero, un chef autodidacta lleno de entusiasmo, que disfruta inventado platos y reinterpretando otros tantos de distintas partes del mundo, se encarga de la cocina.

Ha sido el boca a boca quien ha puesto a Toga (forma coloquial de decir ‘gato’ en argentino) en el mapa gastronómico de la capital. Tal es su popularidad que la reserva se hace imprescindible, tanto a mediodía como de noche. Un fenómeno que sus propietarios agradecen cada día y que les motiva, más aún, a seguir haciendo las cosas con optimismo y oficio. No es este un restaurante para posturear; los que vienen aquí lo hacen para comer muy bien y por muy buen precio. Aunque el local, viejo bar de barrio en los aledaños de la plaza de Cascorro, no carece de encanto. Tras la obligada reforma, los tres se ocuparon de dar forma al comedor, con una decoración sencilla, modesta, pero con gracia. Apetece quedarse allí, claro.

Toga, el restaurante que entusiasma en Lavapiés

COCINA POPULAR CON FUSIÓN

Ya de lleno en lo gastronómico, su propuesta se sustenta principalmente en las tradiciones populares de la culinaria argentina, italiana y asiática. Fórmulas, productos y sabores típicos que son interpretados con personalidad y, en ocasiones, fusionándolas entre ellas. Es el caso de su plato más emblemático, los Noodles con atún rojo y salsa kimchi, que combina los populares fideos chinos con tacos de atún crudo marinado (técnica que asociamos con la culinaria japonesa) y la salsa de origen coreano que está conquistando las cocinas de medio mundo. El resultado, como ya podéis suponer, es brillante; de los platos que justifican por sí solos la visita a un restaurante.

Pero no es el único. La carta de Toga ofrece otros tantos platos memorables, como el Ceviche de pez mantequilla con crema de aguacate, con su cautivadora combinación de sabores, o la Pluma ibérica con escalibada y salsa ponzu, todo un prodigio de delicadeza y punto. Tampoco desmerecen las Croquetas de pisto manchego y queso, plato este más español, al que insuflan un chute de originalidad, como también hacen con los Huevos rotos con sobrasada de Mallorca. Y, cómo cabía esperar, los platos inspirados en la cocina uruguaya (Chivito con solomillo a la plancha, huevo, beicon y jamón) argentina (Ojo de bife argentino con patatas dominó y chimichurri, Queso provolone a la plancha con tomate confitado y aceite de hierbas).

Finalmente, para poner la guinda al menú, Piña en almíbar con crema de mascarpone y chocolate blanco. Ya lo advertimos; aquí no es posible saltarse el postre, porque si no es la piña, ya será el Panqueque con dulce de leche y banana al ron o el Alfajor de chocolate y dulce de leche, los que te harán caer. Pocos lo consiguen.

Luego están las sugerencias del día, dos o tres opciones fuera de carta, que terminan por confirmar el buen hacer y criterio de este equipo. Equipo que también demuestra buen ojo para seleccionar los vinos que mejor acompañan sus platos (todos ellos susceptibles de pedir solo por copas), entre los que han querido incluir algunas marcas potentes de su país de origen, Argentina.

En Toga todo parece estar muy bien pensado, incluyendo un ticket medio que todos podemos asumir; es más, habrá muchos a los que les parecerá algo bajo en relación a la calidad de los hemos tenido ocasión de disfrutar.  Por eso, la sensación general al abandonar el restaurante es de satisfacción total. Terminas por entender por qué provoca tanto entusiasmo entre quienes lo recomiendan -tiene las tres B: bueno, bonito y barato-, a la vez que empiezas a pensar a quienes debes invitar para que lo conozcan y tener así una excusa para regresar.

EL IMPRESCINDIBLE ¿Aún te quedan dudas?

FÍJATE EN… Las obras de arte que se reparten por las paredes del restaurante. Son piezas de artistas amigos que exponen en este espacio aportando un valor añadido al espacio.

 

 

 

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