Óscar Bueno e Itxaso Corral son los integrantes de Poderío Vital, un proyecto artístico que toca prácticamente todos los palos: música, escritura, performance y artes escénicas. En sus diferentes propuestas reflexionan sobre aspectos como lo afectivo, lo incierto, el placer y las diversas maneras que tenemos los seres vivos de comunicarnos, así como las distintas formas de estar juntos que podemos construir.
Puede que uno de sus proyectos más conocidos sea el Coro de Quejas, que muchos pudimos ver actuar en plena calle durante el Festival Ser Público organizado por La Casa Encendida en noviembre de 2016. Este peculiar coro es un proyecto de los artistas finlandeses Tellervo Kalleinen y Oliver Kochta-Kallleinen, que después de ponerlo en marcha en diferentes países, en 2006 decidieron liberar el código del proyecto para que cualquiera pudiera montar su propio Coro de Quejas en cualquier ciudad del mundo. A día de hoy, hay más de 140 coros por todo el planeta, cada uno con sus singularidades. Cuando la Casa Encendida les invitó a poner en marcha un Coro de Quejas en Madrid, Óscar e Itxaso ya habían trabajado sobre el tema de la queja y sus posibilidades en un proyecto anterior llamado Los Mecagüen –donde eran ellos los que contaban y cantaban las problemáticas de la gente–, y tenían experiencia en proyectos artístico-pedagógicos relacionados con la creación de composiciones musicales colectivas y participativas. ‘Así que nos pusimos con ello y en una semana creamos la canción a partir de las quejas que se habían recibido, ensayamos con el Coro y cantamos en la plaza Agustín Lara. ¡Y fue una maravilla de experiencia!– recuerdan. Por el momento, el Coro no tiene continuidad en Madrid, aunque a raíz de este, les llamaron para poner en marcha otro Coro de Quejas en Valencia.
Además, llevan a cabo el Laboratorio de Mediación Musical Sinfónica, un proyecto que explora las diferentes maneras de crear colectivamente una canción a través de talleres y grupos de trabajo; crean Esculturas Musicales a partir de las vibraciones de diferentes personas que perviven en el tiempo hasta que –dicen– la última de esas ondas sonoras deja de ser recordada; y organizan conciertos alejados de lo que habitualmente conocemos como tal: conciertos vitales creados específicamente para un lugar y una situación, conciertos individuales pensados para una única persona, conciertos adivinatorios a los que preguntar cosas como si fueran cartas del Tarot, o conciertos expandidos a lo largo de varios días.
Aquí en Madrid, además de con La Casa Encendida, han realizado proyectos para Matadero, CA2M, El Huerto de Tetuán o el Reina Sofía, entre otros. Si quieres estar al día de todas sus actividades, puedes visitar su página web.