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‘Oliver & Co.’, el ‘enfant terrible’ de la perfumería española

Redacción

*** ESTABLECIMIENTO CERRADO ***

Detrás de una fragancia de éxito se encuentra una valiosa nariz. Es así como, en el argot, se denominan a esos profesionales capaces de mezclar esencias y sustancias en las proporciones adecuadas para dar con ese aroma que cautive al público y que haga ganar ingentes cantidades de euros a la casa cosmética de turno pero, ojo, existe también una perfumería a pequeña escala donde el buen gusto y la pasión priman más que la masificación y los beneficios. Un ejemplo de ello es Oliver & Co. Perfumes, la firma creada por el jienense Oliver Valverde que acaba de abrir flagship store en el 58 de la calle de La Palma, en el corazón de Malasaña. Un espacio atípico dominado por la estética de un club techno y el imaginario de un jardín botánico a la luz de la luna.

Tan poco convencional es su tienda como la carrera de este talentoso perfumista. Oliver empezó hace siete años de forma autodidacta ya que surgió como hobby, fabricando velas aromáticas. ‘El hecho de haberme lanzado en este proyecto sin pertenecer a la élite capitalista de la perfumería tradicional ha sido una experiencia y aprendizaje valiosísimo’, apunta Oliver. ‘Lo más fácil y enriquecedor para mí es no seguir unas reglas establecidas y crear mi propio camino sin tener que preocuparme del ritmo del mercado y de las tendencias. Lo difícil es hacerte un hueco y destacar, no solo a nivel olfativo sino a nivel de posicionamiento y comercialización. Hay tanta competencia, tantas marcas de autor, y tanto story-telling falso creado por los grandes grupos del sector, que me han hecho sacar mucha rebeldía y osadía. Al final hay que luchar, con el poder que tenga cada uno’. Y las competencias de Oliver son aplastantes porque ha sabido llevar su bagaje personal y profesional a su terreno.

Oliver empezó en el mundo de la música, concretamente en el de las cabinas de discotecas. ‘Cuando tenía 17 años me compré un equipo para pinchar y vinilos de techno, house, electro… A partir de ahí estuve dedicado a ellos cuatro años. Luego estudié ingeniería de sonido y me mudé a Barcelona. Abandoné porque estaba más preocupado de salir de fiesta que de gestionar mi carrera como DJ. Era un niño, con las ideas muy claras, pero sin conocimientos ni experiencia para gestionarme como artista’. De aquella etapa aprendió valiosas lecciones que ha sabido llevar al mundo de la perfumería. ‘Lo más importante ha sido la curiosidad por buscar lo nuevo. Cuando era DJ y mezclaba o componía música electrónica en casa, compraba los últimos lanzamientos o exploraba sonidos que no conocía. Iba a tiendas de discos y buscaba vinilos incansablemente hasta encontrar temas poco conocidos. Era la esencia del DJ, ofrecer algo único y crearte un estilo propio. Y eso es exactamente lo que he hecho con Oliver & Co. Ofrecer algo nuevo que no se haya olido antes’.

Actualmente, en Oliver & Co. Perfumes se ofertan dos colecciones de perfumes y un jabón de manos. ‘En breve lanzaré una nueva fragancia para una de esas colecciones y meses después lanzaré una colección de tres fragancias’, adelanta este perfumista que no tiene prejuicios a la hora de trabajar con las materias primas. ‘Suelo usar todo, tanto natural como sintético, depende el momento o la fórmula en la que esté trabajando. Mi único objetivo es jugar y explorar para conseguir combinaciones inusuales e inesperadas’. Algo que le ayuda a desmarcarse con lo que se encuentra en el mercado digitalizado e hiperconectado de hoy en día.

‘Actualmente estamos viviendo una época interesante de cara a descubrir nuevas creaciones y formas de consumo. Muchas personas quieren conectar directamente con las marcas, escuchar una historia real y sincera. Eso no pasa con las firmas de cosmética comerciales donde todo es marketing y publicidad. También porque en la sociedad el sentido del olfato no se educa mucho. El interés general de la ciudadanía se dirige principalmente hacía el oído (escuchar música), el gusto (comer), la vista (arte) y el tacto’. El olfato está ahí, pero no nos preocupamos de educarlo. Es el sentido más olvidado. El mundo de la perfumería es muy individual, porque el perfume está conectado directamente con el hipotálamo, y con nuestros deseos más primarios. Es una parte de nosotros mismos, y el sentido del olfato debe educarse de la misma manera en la que educamos nuestro oído buscando y escuchando la música que nos gusta’.

Su espacio madrileño supone un nuevo punto al que acercarse para encontrar nuevas referencias olfativas. ‘Creo que es interesante el hecho poder estar ahí y conocer de primera mano qué piensan los clientes, sin ningún intermediario. Madrid es una ciudad muy abierta, aunque no todas las personas que vienen son así. También tengo que hacer una labor para culturizar sobre el perfume. Hay mucho desconocimiento, pero lo positivo es que noto que hay muchas ganas de aprender’. Eso es lo más importante a la hora de entender que un perfume es bueno por sus ingredientes, por su olor y por la sensación que produce al llevarlo en la piel.

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