Samuel Guzmán es el nombre que se esconde tras La ortopedia del manco, un artista del que seguramente ya hayas oído hablar y cuyas obras de estilo realista con un aire un tanto oscuro, captan la atención de cualquier retina que se cruce con ellas. De él han dicho que es un ‘renacentista contemporáneo‘, con un gusto un tanto clásico, que combina a la perfección con la estética moderna.
Samuel, originario de un pequeño pueblo de Ciudad Real y residente en Alicante durante algunos años, se mudó a Madrid a finales de 2013 para probar suerte en el mundo del arte. Él siempre había dibujado, desde que era pequeño –dice que su padre conserva dibujos de cuando tenía cinco o seis años y que, por cierto, dan bastante miedo–, pero no se planteó dedicarse exclusivamente a ello hasta que tomó la decisión de venirse a Madrid. Aunque por su virtuosismo no lo parezca, Samuel es un autodidacta en esto de la pintura. Estudió Restauración Arqueológica, pero entre la crisis y que a él lo que siempre le había gustado era dibujar, acabó decantándose por el mundo del arte. ‘Lo poco que he aprendido ha sido a base de práctica. Me encuentro muy limitado en cuanto al uso de distintas técnicas, de hecho, sólo trabajo con acrílico’. El acrílico sobre madera es uno de sus sellos característicos, aunque últimamente también está probando con el papel.
Una de las cosas que más llaman la atención es la elección de su nombre artístico. Él bromea con que una vez tuvo un accidente con una motosierra, aunque (por suerte) no tiene nada que ver con eso. En realidad, le atraía la idea de un pintor al que le faltara una mano, así que ‘La ortopedia del manco’ le pareció un nombre ocurrente y con gancho. ‘También creo que define un poco mi estilo, con un toque oscuro‘. Sus fuentes de inspiración son de lo más variadas, desde una exposición a un viaje, pasando por internet, el campo o el mundo del tatuaje. Además, el haber nacido en un pueblo rodeado de naturaleza y haber vivido una infancia agreste, ha marcado su interés por representar la relación de los humanos con el mundo animal. Por eso, los animales, de todos los tamaños y especies, están muy presentes en sus cuadros. Otro de sus puntos fuertes es el retrato, que suele hacer casi siempre por encargo. Cuando hace alguno por su cuenta, busca rostros que llamen la atención. ‘Es algo que veo, pero no sabría explicar. Siempre intento que tenga un toque de retrato clásico’.
En Madrid podemos ver sus obras en La lata de sardinas (con ‘Gabinete Insecta’) y en el escaparate de Alohe Óptica (con ‘Oculus’). También suele tener siempre disponible alguna obra en Rughara. Y siempre se puede ver su trabajo online, a través de su Tumblr.