Cowboys y westerns, leñadores, trabajadores de la minería y del ferrocarril son los culpables de que a día de hoy, casi todos y a diario llevemos la prenda más popular y resistente: los vaqueros. Esta sencilla y duradera pieza masculina inspiró a las masas que viajaban del este al oeste de Estados Unidos a imitar la estética del estilo de vida de la clase trabajadora norteamericana. Desde entonces se ha quedado en nuestros armarios pasando desde la moda de los mods, punks y hippies, hasta las celebrities y la alta costura. ¿Hay alguien que no haya llevado unos vaqueros en su vida? Y si se emplea esa tela para elaborar unos pantalones, ¿por qué no para usarla en otras prendas?
Fernando García de la Calera se percató de que en el mercado se echaba en falta una sastrería bespoke que elaborara prendas desde cero y a medida usando los tejidos utilizados para jeans. Fue entonces cuando aparcó su trabajo como diseñador de ropa y tablas de skate para poner en marcha The Concrete Company, una sastrería denim única situada en Malasaña, justo al lado del taller donde trabaja su equipo, entre los que se encuentra Hugo, el maestro con el que Fernando apreció el arte de la sastrería. Viendo a Fernando no pasa desapercibida su inspiradora y cuidada estética, basada casi en un cien por cien en la cultura denim; incluso el pequeño perro que ronda por su tienda (Angus) lleva una chaqueta vaquera hecha por él que le sienta a la perfección. Desde vaqueros y camisas hasta americanas y abrigos, lo que el cliente quiera puede llevarse a cabo con sus telas de importación llegadas de Japón, Estados Unidos e Italia, y rematadas con otros materiales artesanos de la India, hilos alemanes o cuero español. Lo suyo es producción artesanal y personalizada.
La originalidad a la hora de vestir está en los detalles y en las prendas únicas que reflejen la personalidad de los que las llevan, y Fernando hace el máximo esfuerzo para que quien cruce su puerta salga con esa sensación. La variedad de tejidos existentes, de gramajes y colores hace que las posibilidades sean infinitas. Él atiende personalmente a cada cliente desde el primer momento, tomándole medidas, haciéndole las pruebas y asesorándole tanto a la hora de escoger el peso y rigidez de la tela como de elegir los botones (también realizados artesanalmente en su taller), la forma de las costuras o los bolsillos que llevarán la prendas. En aproximadamente tres visitas (7-10 días), sus clientes tienen su objeto de deseo hecho realidad. Y más, con la garantía de que siempre podrán volver a The Concrete para hacer cualquier retoque o ajuste, sin coste adicional.
¿El precio? Nunca superior al de las grandes marcas; casi regalado si tenemos en cuenta su producción artesanal y la exclusividad de cada una de sus prendas. Fernando no crea tendencias, tan solo prendas desenfadadas para el que huye de lo convencional y pretende llevar un estilo que el mercado no le ofrece. Su trabajo es artesanía, individualidad y autenticidad plasmadas en moda.
*fotos: Alber Sánchez