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Brunch en modo slow en ‘La Marchante’

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Tags: brunch

*** ESTABLECIMIENTO CERRADO ***

No es esencial, pero cuando la puesta en escena de un restaurante seduce desde que se cruza el umbral de su puerta éste suma enteros. Si a ello le añadimos una ubicación privilegiada, una apacible esquina de uno de los barrios más bonitos de Madrid por donde entra la luz a raudales (el salón comedor tiene nueve balcones a la calle), nuestros sentidos inmediatamente se predisponen a disfrutar. Y es lo que ocurre en La Marchante, un restaurante que lleva la cocina slow food por bandera, y que se ha convertido en una de las últimas sensaciones en Salesas.

Si todavía no has oído hablar sobre la cocina slow food – también conocida como «comida reconfortante»-, deberías saber que se trata de una corriente que defiende el sentarse a la mesa relajadamente, sin prisas, para comer con atención, valorando la calidad de las materias primas empleadas y el modo en que han sido cocinadas. Una filosofía a la que se adhiere La Marchante aunque dando un paso más allá, propiciando la atmósfera necesaria para que nuestra estancia sea lo más plácida posible. Lo consigue, entre otras muchas cosas, estableciendo una amplia distancia entre las mesas o prescindiendo de los turnos de comida; es decir, los comensales deciden cuando empezar la comida y cuándo ponerle fin, nunca recibirán ningún tipo de presión para que abandonen la mesa para cedérsela a los del siguiente turno.

Esta actitud, cada vez menos frecuente entre las nuevas aperturas que se producen en la ciudad, se traslada también al brunch que ofrecen los sábados y domingos: un menú equilibrado y completo con productos de primera que podemos estirar en su tranquilo y espacioso salón, que también ejerce de sala de exposiciones, todo el tiempo que queramos. En cuanto al menú, este se divide en tres partes; vosotros decidís por cuál comenzar.

Una primera parte «Para abrir boca», que incluye zumo de naranja natural, café o infusión, y fruta fresca natural que podemos tomar acompañada de granizado de mandarina o de yogur infusionado con hierbabuena y granola. En cuanto a los platos salados se ofrecen cuatro opciones para elegir: Huevos benedictinos, con jamón o bacon; Brioche con huevo, bacon, queso y cebolla caramelizada; Tosta de aguacate con huevo poché, salmón y salsa holandesa; o Tostada de pan artesano con jamón ibérico o tomate. Cualquiera de ellas cumple expectativas, así que podemos pedir la que más interés suscite sin temor a equivocarnos.

Para terminar, en el capítulo dulce dos propuestas tan sugerentes como efectivas para gozar con la cucharilla: una delicada Tarta de zanahoria más una Tarta de queso horneada de esas que se quedan para el recuerdo. ¿Que nos apetece acompañarlas con unos cócteles? También podemos animar el brunch con una Mimosa o un Bloody Mary -muy logrados ambos- por un pequeño suplemento. Que se paga gustosamente, claro, porque si algo tiene este brunch, además de ritmo slow, es un precio de lo más amable; otra de las normas de esta casa.

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