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‘Bloom’, el florido e inspirador restaurante de Salvador Bachiller

Martín López

Su nombre, Bloom (florecer, en inglés) ya nos anticipa en gran medida lo que vamos a encontrar en este restaurante: un jardín repleto de flores y árboles en el que desconectar del bullicio de la ciudad mientras disfrutamos de un brunch, merienda o cena en la mejor compañía. Y decimos «mejor compañía» porque sabemos que cuando te decidas a ir a este gastrobar de Salvador Bachiller vas a querer hacerlo con una compañía muy concreta: esxs amigxs que, como tú, sienten debilidad por los espacios bonitos, llenos de detalles, donde además de comer bien, brinden una experiencia para los cinco sentidos; o, esa persona a la que quieres sorprender con un encuentro en un lugar original, pero que tenga ese ambiente íntimo que cada vez es más difícil de encontrar en los restaurantes de la capital.

Pero antes de seguir hablándoos de este deslumbrante lugar, mejor os ponemos en antecedentes. Bloom es la cuarta propuesta gastro que la firma Salvador Bachiller abre en el interior de sus tiendas en el centro de Madrid (El Jardín de Salvador Bachiller es su gastrobar más conocido, pero también cuenta con El Invernadero en Gran Vía y El Rincón en la zona de Goya). Y, como en sus predecesores, este espacio en el barrio de Argüelles tiene cierto aire clandestino (para acceder a ellos ha de hacerse a través de la tienda, no tienen ningún tipo de cartel ni entrada a pie de calle), un cuidado interiorismo, diseñado por la propia firma, y una oferta gastro que cubre todos los momentos del día y -muy importante- a precios asumibles para el común de los mortales. Esto no se traduce en que cada uno de los locales no tenga su propia personalidad; es más, Bloom es totalmente diferente a los demás tanto por su ambientación, un oasis floral que transmite romanticismo por todos lados, como por su carácter polivalente, igual nos vale para un desayuno convencional una mañana de laborables como para la cena de amigos el fin de semana.

BLOOM Salvador Bachiller escaleras cubiertas de flores de cerezo y peldaños con mosaico de tacitas de té-2

Vayamos entonces por partes y centrémonos primero en la decoración que, todo apunta, va a ser el principal reclamo de Bloom. El espacio, que cuenta con dos plantas, ha sido concebido como un jardín repleto de flores en el que impera el rosa y los tonos pastel. La primera planta, a pie de calle, simula una terraza cubierta con verjas a la calle (solo se puede acceder por aquí en horario de cenas, una vez haya cerrado la tienda), mesas de jardín, un columpio (en el que también nos podemos sentar a tomar algo) y suelo de madera entre el que se han insertado mosaicos de rosas, hortensias y peonias, las mismas flores que cubren las paredes de esta sala exterior. Suena bien, ¿verdad? Pues espera a bajar sus espectaculares escaleras, cubiertas de flores de cerezo y cuyos peldaños forman un gran mosaico con tacitas de té (hay que situarse abajo frente a la escalera para poder apreciarlo).

Llegamos así a una enorme sala, también llena de flores y árboles con lucecitas amarillas, dividida en diferentes estancias en torno a un templete central con un majestuoso cerezo en el interior -según nos indican: el lugar destinado para las «parejitas»-. Conviene darse una vuelta por el espacio antes de tomar sitio, pues está plagado de detalles fascinantes que preferimos descubras por ti mismx. Y, aunque pueda resultar algo recargado, finalmente comprobamos que se trata de un estupendo ejercicio de buen gusto para el que se han empleado muchas de las piezas de decoración que se venden en la tienda de la planta superior. Lo mismo sucede con toda la parte de menaje que irá ocupando nuestra mesa, todas las piezas llevan la firma SB. Finalmente, hay un reservado para celebraciones y eventos privados con una cúpula acristalada que, como el resto de las salas, nos recuerda al estilo shabby chic tan característico de las casas de campo de Gran Bretaña.

BLOOM Salvador Bachiller templete central con un majestuoso cerezo-2

UN MENÚ ACORDE CON LA PUESTA EN ESCENA

Toca hablar ahora de su propuesta culinaria, pues un espacio de esta envergadura no puede garantizarse el éxito si no tiene una oferta atractiva y de cierto nivel. Y podemos decir, con total rotundidad, que Bloom la tiene. Sencilla, sí, pero con el atractivo y calidad suficientes para que salgamos satisfechos con la experiencia e, incluso, buscando nuevas razones para volver. Para ello ha compuesto un menú formado con platos con un marcado carácter casual, algunas recetas internacionales y unas estimables opciones healthy con las que contentar a todo tipo de público. En el primer grupo se encuentran la Hamburguesa Gourmet, con carne Wagyu, queso y cebolla caramelizada que llega en un fino y crujiente pan de cerveza y acompañada de patatas caseras, o la Pizza Italiana, con base de masa madre, mozzarella, mortadela y corazón de alcachofa. Ambos impecables. En cuanto a los platos viajeros, debe ser obligada la Tempura de langostinos tigre, con una adictiva salsa picante, aunque tampoco desmerecen los Nachos Bloom, con salsa de mozarella de bufala, remolacha, lima, alcaparras y piparras. Y, los que prefieren alimentarse a base de platos más ligeros y saludables, cuenta con un notable Tartar Vegano (remolacha, aguacate y manzana) o diferentes Buddha Bowls, con todo tipo de ingredientes para elaborar al gusto.

BLOOM Salvador Bachiller Hamburguesa Gourmet, con carne Wagyu, queso y cebolla caramelizada

El hecho de haber optado por los platos menos calóricos va a servir a muchos como excusa para no tener que renunciar a los originales postres que preparan en este idílico lugar. Aunque la elección, ya advertimos, será complicada: El Nido de helados, un pequeño árbol con cuatro mini cucuruchos de helado, resulta muy tentador; pero la Cabeza en las Nubes, otro divertido formato con fresas, helado de fresa, nata y nube de algodón va a superar con creces las expectativas. Y qué decir, de la Cheescake Triple Chocolate, otro final de cuento para nuestro paso por Bloom.

Aunque si te impresiona la presentación de los postres, espera a ver la de los cócteles, pues pueden llegar tanto encerrados en una jaula, como Mi lindo pajarito (licor de almendras, licor de cassis, ron oscuro y jugos de lima y piña), como en un globo terráqueo, tal y como sucede con I’m on the top of the world, que incluye un grifo dispensador para ir sirviéndose el combinado uno mismo. La carta, que contiene algunas opciones sin alcohol, incluye ilustraciones y composición de cada uno de ellos para que te sea más fácil elegir.

BLOOM Salvador Bachiller coctel en matrioska

Después de leer esto, imaginamos que estarás deseando ir a conocerlo, ¿verdad? En ese caso no dudes en hacer reserva previa en la web de Salvador Bachiller pues, mientras continúe esta nueva normalidad, el restaurante solo abrirá por las noches ofreciendo dos turnos de cena por noche. Más adelante, ampliará su horario para que podamos acudir a tomar el brunch, el aperitivo o el café/té de la media tarde en este espacio mágico e inspirador, ideado para proporcionarnos algo que necesitamos tanto en estos días: evasión.

EL IMPRESCINDIBLE Aunque, en principio, no suponga ninguna novedad, su Hamburguesa Gourmet es estupenda. Sin demasiados ingredientes, para que la carne de Wagyu tenga todo el protagonismo, ¡de primera división!

FÍJATE EN… A lo largo de las dos plantas se reparten mosaicos en el suelo de distintos tipos de flores: rosas, liliums, hortensias… En la mesa, sin embargo, te encontrarás con un ejemplar real de alguna de ellas.

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