En términos gastronómicos, se denomina Chuka a la versión japonesa de la cocina china. Por su parte, ramen es la interpretación que hacen en Japón de uno de los platos con más historia de China: una gustosa sopa elaborada con diferentes tipos de caldo, noodles y toppings. En esencia, ésa es la base de Chuka Ramen Bar, aunque este restaurante del barrio de Las Letras va un poco más, allá haciendo una reinterpretación occidental de este plato, parecido a lo que se sirve en los puestos callejeros que salpican Nueva York, aunque en formato taberna y situado en el corazón de Madrid.
Y ¿por qué un ramen bar en Madrid? Porque en el momento de su apertura los restaurantes de este tipo eran escasos en la ciudad y porque sus socios están ligados de una manera u otra a este tipo de cocina: John Husby, quien ha aprendido de los maestros del ramen en restaurantes de Nueva York y San Francisco, es también el socio fundador junto a Rodrigo García, del proyecto Puntapié -experiencias gastronómicas itinerantes en las que este guiso caldoso es protagonista-. Junto con Lorena Mauria, a quien conocen en The Kitchen Club, deciden continuar indagando en los secretos y potencialidad de la cocina oriental y el resultado es este Chuka Ramen Bar.
Por fuera, aspecto sobrio, con una puerta de entrada de cafetería de las de antes. Por dentro, salón-restaurante inspirado en los puestos callejeros de ramen, aunque diseñado para comer sentado a la mesa cómodamente, y con cocina a la vista, casi en formato showcooking, situada junto a la puerta de entrada y la barra del bar.
Su ramen es una versión ligera, tipo consomé, al estilo del que se elabora en la ciudad de Tokyo. Y tienen tres tipos: dos calientes, shoyu y miso dashi, donde los toppings principales son la panceta o las albóndigas veganas elaboradas por Bolero Meatballs; y un ramen frío, hiyashi chuka, que se sirve sin caldo y con salchicha fresca (que sí está caliente). Parte de su secreto son los fideos, frescos y alcalinos, elaborados al estilo tradicional por una familia japonesa en EEUU.
Hay dos platos principales más que son idóneos para compartir: cuatro tipos de bao buns, conocido como el bocadillo al vapor taiwanés -el de pollo frito o el pulled pork son de lo mejorcito- y las hane gyoza, empanadillas japonesas a elegir entre butifarra, gamba al ajillo negro o seta shiitake. La carta se completa con la sección ‘etc’, un apartado en el que se encuentran otros platos con productos más de aquí pero con ingredientes e inspiración oriental, como dok boki (pastelitos de arroz y txipirón), panang curry wings (alitas de pollo estilo taiwanés) o tsukemono (miniverduras encurtidas en vinagre de arroz).
Y de postre, solo uno: mochi donut con un cremoso helado de té macha elaborado especialmente para Chuka por Fernando Saenz Duarte, del Obrador Grate (Viana, Navarra). Entre las bebidas, cervezas niponas y sake, que en Chuka está llamado a convertirse en una especie de ‘vino de acompañamiento’ durante las comidas.
La apertura de Chuka Ramen Bar confirma el creciente apetito de los madrileños por el ramen, el mayor icono de la comida rápida oriental que en esta dirección adquiere dimensiones de alta gastronomía. Por eso se ha convertido en una de las más recomendadas entre los foodies de la capital, y no será un fenómeno temporal. Tiempo al tiempo.
*Fotos: Clara Paradinas