Este año pienso sorprender a la familia en Nochebuena. Voy a preparar un plato exquisito en el que no voy a tener que sacar a relucir mis escasas dotes culinarias, sino dar forma a una de las recetas que nos regaló Sergio Pérez de Chefslab durante el taller de tapas que impartió la semana pasada en La Conservera, la delistore de Frinsa en Madrid. Tan fácil como exquisita: unos trocitos de salicornio en la base (para aportar sabor a mar), tartar de algas (no os asustéis, se puede encontrar en buena parte de las tiendas delicatessen), ventresca de bonito del Norte de Frinsa (nada más abrir la lata su color nos dice que lo que tenemos entre manos es algo extraordinario), unas semillas de sésamo y unas gotitas de soja. Nada más, y nada menos.
Para rematar la jugada, un Albariño Pazo Señorans, que fue el vino con el que lo acompañamos esa noche en el espacio para eventos de la planta baja de La Conservera. Aún tengo unos días para localizarlo; seguro que maridan también muy bien con los berberechos de la Ría de Noia y los mejillones en escabeche que -no pude resistirme- salieron conmigo de la tienda. Todo un descubrimiento las latillas de Frinsa, ahora explico la atención mediática que ha despertado la apertura de su tienda en la capital (Claudio Coello 38, <M> Serrano). Me veréis por allí con frecuencia.