Nada más bajar las escaleras que llevan al Infierno encontramos un contador que marca los días y horas para el cierre definitivo de The Kave. Y es que este exclusivo espacio nace con fecha de caducidad: solo permanecerá abierto un año, hasta el 30 de septiembre de 2021, aunque hasta entonces promete ofrecer experiencias inolvidables al público más hedonista de la capital.
Para entender mejor qué es The Kave es necesario explicar que tras él se encuentra el Grupo Ramsés que, como nos tiene acostumbrados, ha diseñado un proyecto de alto copete y espíritu clandestino que suma gastronomía, coctelería y espectáculo, esta vez, dejando un amplio margen a la espontaneidad. Aquí no paran de suceder cosas, aunque ninguno de los asistentes sabrá qué va a encontrar cada noche, pues nada está programado; todo fluye sobre la marcha. Su inspiración ha sido la Divina Comedia de Dante, de ahí que el espacio, que consta de un total de 300 m2 repartidos en dos plantas, se divida en tres zonas: el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. Nuestro paso por cada uno de ellos será, por tanto, un viaje fascinante, desde la más intensa decadencia a lo puramente celestial; trayecto en el que, además, podremos purgar nuestros pecados -aunque nadie está obligado a ello, faltaría más-.
Luces láser, una niebla inquietante y una gran barra presidiendo la sala, toda roja, dan forma a la primera de las estancias, El Infierno. Esta es la zona ideada para entregarse a los placeres mixológicos y al fine dining, es decir, al picoteo a base de productos muy premium como foie, caviar, ostras, conservas, jamón ibérico de bellota Joselito… Platos ideados para acompañar la propuesta creativa de su equipo de coctelería: una selección de combinados de vanguardia que llevan los nombres de los pecados capitales a los que será imposible resistirse. Y sin sentir ningún tipo de culpa, como sucede cuando caemos en la Soberbia (tequila redestilado con haba de cacao, cordial de pomelo, aceite de aguacate y flor de sal) o la Lujuria (champagne, cordial de fresa y chocolate ruby con polvo de fresa liofilizada), dos de los pecados más tentadores.
En contra de lo que siempre nos habían contado, El Infierno es un sitio cautivador en el que no tardaremos en acomodarnos y desconectar del mundo real. De ello es en buena parte responsable el equipo de sala, tan protocolario como canalla, que hará que nuestra estancia sea lo más placentera posible. Y, con ellos, los artistas y performers que se dejarán caer por allí, bien para interpretar un standar al piano o hacer una versión de uno de los éxitos pop de las últimas década; la música juega un papel clave y el público, a veces, también.
Después de pecar, se hace obligatorio el paso por El Purgatorio, un largo pasillo cuyas luces evolucionan de tonos rojos y azules, y que nos lleva directamente al Cielo. Este también supera con creces lo que habíamos imaginado: se trata de un espectacular espacio, dividido en varios salones de fastuosa decoración, donde podremos tomar una copa de manera más distendida, bailar (cuando esté permitido) e incluso organizar cenas privadas. Los que reserven una de salas para celebraciones privadas podrán disponer de distintos menús confeccionados a medida del cliente y que se elaboran en los restaurantes que el Grupo tiene en la Plaza de la Independencia: Patio de Leones, más tradicional, o Ramsés, que lleva la firma de vanguardia de Arzak Instructions.
Llegados a este punto ya estarás preguntándote cómo y cuándo poder vivir la experiencia The Kave. Pues toma nota: todo aquel que desee entrar en este lugar lleno de sorpresas debe hacer reserva previa en la web www.thekave.com, incluyendo como código inicial el año de de nacimiento del poeta Dante Alighieri. Con él recibiréis una segunda contraseña que habrá que introducir manualmente en la puerta de entrada del local. Aunque, para mantener su carácter exclusivo, más adelante los códigos solo se podrán conseguir a través de una red de contactos; necesitarás conocer a uno de sus clientes habituales para que te facilite el nuevo código de acceso.
Sobra decir, que el recorrido dantesco que propone este singular speakeasy, se hace bajo todas las medidas de seguridad que exige la pandemia. Las visitas se hacen en pareja o pequeños grupos a los que se les asigna una mesita en torno a la barra de El Infierno, de la cual no van a poder moverse (excepto para ir al baño, claro está) y sus horarios se van adaptando a la normativa de cada momento.
Lo que sí debemos advertir es que los precios están en consonancia con la exclusividad de la propuesta pero que también merece, y mucho, la pena. The Kave es un espacio lleno de sorpresas, en el que conviene dejarse llevar para desconectar y evadirnos por unas horas de la realidad exterior, justo lo que todos necesitamos.