Los cremosos polos de autor de ’24 Onzas’ que van a arrasar en verano
Los días de lluvia empiezan a menguar, las noches son más cortas y ya no te miran raro por salir a la calle en manga corta. Llega la primavera y este año tenemos el doble de ganas de vivirla que cualquiera de las anteriores. Si encima eres foodie la cosa se pone seria: en mayo llevar un helado por las calles deja de ser tabú y empezamos como locos a bichear locales que nos van a surtir de extrema felicidad mínimo hasta que vuelva el invierno. De entre ellos hoy traemos uno muy especial: 24 Onzas. La tienda de bombones y chocolates artesanales de la calle Zurbano 54 que hace puro arte con cada producto y de la que ya hablamos hace casi un año, con su otra tienda en la calle Espartinas.
Mini remember: este negocio elabora bombones con sabores inimaginables y bañados en color, pero también tabletas que dan ganas de devorar con solo mirarlas. Ahora se lanzan definitivamente al mundo de los helados o Capotes: polos artesanos de autor que Carmen Capote elabora con tanto cariño en su pequeño obrador. No son unos helados cualquiera, y la trayectoria de Carmen (formada en Le Cordon Bleu de París y trabajando para la Brigada de pastelería del Presidente de Francia) respalda muy bien esta afirmación. Todos los productos de 24Onzas desatan la locura de los paladares más exigentes y no extraña nada: se hacen con ingredientes naturales, trabajando chocolates de alta calidad (con diferentes marcas, orígenes y porcentajes) y añadiendo sabores tan inesperados que te harán querer probar toda la tienda bombón a bombón. Con los helados, o «bombones helados» como ella los llama, ocurre exactamente lo mismo.
BOMBÓN HELADO DE AUTOR
La idea de potenciar los helados de Carmen nació de una preocupación: ¿qué vender en verano? Se pasó el confinamiento dándole al coco y hablando con Albert Roca (heredero de Sant Croi -Barcelona- y uno de los mejores maestros pasteleros de nuestro país) para decidir qué producto podría ofrecer en los calurosos días del verano madrileño. Ganó la creatividad coherente. Decidió dar el paso a los helados pero sin desvirtuar ese gen creativo que define todo lo que hace. Al fin y al cabo, la originalidad de sus elaboraciones son uno de sus sellos de identidad. Por eso, aunque al principio empezó haciéndolos de fruta, en seguida se dio cuenta de que el mejor compañero para sus creaciones serían las cremas heladas con base de nata y leche (algunos incluso con chocolate en ella). Probó y probó varias mezclas hasta dar con la receta final y decidió incluir pulpas de frutas naturales y otros ingredientes menos vistos en el mundo heladero, además de los toppings a juego con el sabor del relleno.
En su cámara refrigeradora de la felicidad encontramos unos 12 sabores de helado (de momento) elaborados con ingredientes de temporada que van cambiando poco a poco y que, de vez en cuando, sorprende con algún bonus track más especial. Hace cada mezcla a mano, y de ahí las mete en los moldes de acero para hacer helados. ¿El resultado? Por un lado tenemos los clásicos, como el de Crema de choco 85% bañado, again, en choco negro y en nibs de cacao (una bomba, vamos); el Crema de nata bañado en choco (negro o con leche); Crema de choco negro con café y amaretto; Choco blanco con café y nibs de cacao; o Chocolate negro con almendra y café. Carmen incluso llama otro clásico (por su gran acogida) a su helado de violeta, elaborado con base de crema y caramelo violeta, bañado en chocolate blanco que tiñe con tinte natural de remolacha para darle ese toque rosado tan molón. Una bomba aromática que no pasa desapercibida y a la que echa crispi de caramelo de violetas y ácido cítrico.
También tenemos sabores más especiales. Por ejemplo el Dulcei, de roibos con apple pie bañado en chocolate rubio, el Bombón helado de arándanos con chocolate negro, el de Crema de vainilla con bourbon bañado en choco con leche y almendras o el de Crema de limón, a base de choco blanco bañado en choco negro (o choco blanco) y con ralladura de limón; delicioso y más suave de lo que parece. Las leches merengadas no se quedan atrás: tiene varios de ellos, cada uno con una cobertura diferente, pero siempre infusionados en ralladura de limón y canela. Otra opción de toque cítrico es el helado de Crema de naranja que, dice Carmen, triunfa bastante entre sus fieles.
CHAI MASSALA DE MANGO, UNA DE LAS JOYAS DE LA CORONA
Para los paladares atrevidos encontramos capotes más locos y sorprendentes, como el polo de Gorgonzola con limón confitado. Pero también están los sabores más modernetes que nunca fallan, entre los que están el de Crema de plátano y cacahuete, el de Dulce de leche y plátano o el mítico Banana Split. Sin duda los más aclamados son el Chai Massala de mango con chocolate dulcei (a base de choco blanco que caramelizan al horno) y el Rubí, con chocolate rosa. ¿Y para los niños? Aquí también hay un preferido, y ese es el de Crema de fresa. Con una base de chocolate blanco y fresas, bañado también en suave choco blanco con petazetas de fresa o cubierto solo con una mezcla de manteca de cacao con fresa natural.
La clave de los helados bombón de 24Onzas está en el equilibrio de todos los sabores que mezcla: se hacen mil y una pruebas con diferentes porcentajes para que ninguno de ellos sature. Piezas en las que al dar un mordisco no te invada en exceso un solo sabor, sino que sea un polo bien compensado y muy agradable de comer.
Aquí vemos mucha carne en el asador con polos de una técnica impecable, llena de ingredientes sorpresa y sabores que te dejan siempre con ganas de más. Y además todo el año, y es que para invierno pretende dejar intactos algunos de sus clásicos para que, quien quiera, pueda llevarlos a casa. ¿El formato? Cajas de 10 polos (30€) o de 20 (60€). La mejor opción para derribar falsos mitos sobre los postres helados en invierno, pero sin duda el lugar perfecto para matar los días de calor y antojos (bien cremosos) de verano.
EL IMPRESCINDIBLE… el bombón helado de Chai Massala y mango.
FÍJATE EN… Las formas y colores de sus bombones. Si pruebas uno ya no hay marcha atrás: los querrás todos.
