Pasión por la porchetta en BacOn
La porchetta es un embutido de origen italiano, a base de carne de cerdo deshuesado -o panceta- salada y sazonada con ajo, romero, hinojo, pimienta negra y orégano que, después de asarse durante horas, se corta en finas lonchas. Un receta tradicional -así lo certifica el Ministerio de Agricultura italiano- que se suele tomar entre panes, a modo de bocata (los populares pane e porchetta), aunque no solo dentro del país transalpino, pues desde hace unos años podemos considerar el bocadillo de porchetta como otro de esos platos que no entiende de idiomas ni fronteras. Es un bocado internacional.
En Madrid, hasta la fecha, son pocas las direcciones donde poder hincar el diente a este emblema del street food italiano; y muchos menos los que saben elaborarlo como es debido, con carne de calidad y asada con todo el mimo que requiere. Por eso, celebramos tanto la incorporación al mapa culinario de nuestra ciudad de BacOn, un restaurante -según sus palabras- especializado en fast good, que se ha propuesto llevar el bocadillo de porchetta a otra dimensión, con nuevas y suculentas recetas que harán las delicias de los más glotones. Aunque la clave, es justo decirlo, está en la carne: lomo de cerdo 100% ibérico; y un irresistible pan brioche, que le da a sus bocatas el toque definitivo.
Los encontramos en tres arrebatadoras versiones, todas ellas con carne de lomo, costilla deshuesada y torrezno, una combinación -ya imaginarás- ganadora, que se hace acompañar de chips de boniato y rocotto (Bad Piggies-On), pimientos asados y queso de cabra (Pepa Pig-On), o rúcula y salsa de queso (Piglet-On). Para comerlos sin temor a mancharnos tenemos a nuestra disposición guantes de plástico -no es conveniente andarse con miramientos para disfrutar como se merece esta maravilla-. Podemos cogerlos de la mesa que se ubica junto a la cocina acristalada del restaurante, donde también encontraremos los distintos tipos de salsa con la que sugieren acompañarlas y a la que podemos volver a repostar sin miedo.
¿Para completar el menú? Patatas fritas, rústicas o aliñadas con trufa, perejil y queso parmesano. Un combo que sienta de vicio acompañado de una cerveza bien fría. Y, ojo, aunque estamos en el barrio de Salamanca, comprobaréis que esta es una casa de comidas informal, dirigida a gente joven y con precios de lo más amables. Imposible pedir más.
