‘Moñetes’, dulces por fuera, salados por dentro
Los aficionados a la cocina italiana seguro que conocéis la brioscia con il tuppo, un postre típico consistente en una brioche rellena de helado muy habitual en los bares y pastelerías de Sicilia, especialmente en la zona de Catania. » Il tuppo» hace referencia a la bolita que corona estos esponjosos brioches, nombre que Valentina Ciardulli, responsable de este puesto del Mercado de Antón Martín, ha traducido como «moñete». Valentina, original de Nápoles aunque afincada en Madrid desde hace años, siempre ha sentido devoción por este bocado muy poco conocido -aún- en nuestra ciudad. En su cabeza llevaba años valorando las posibilidades de la brioscia más allá del convencional relleno de helado. Ese pan tan esponjoso y con ese delicado aroma a cítricos seguro que podría combinar también con productos salados (y muy italianos) como la mortadela, la burrata o el pastrami. Solo era cuestión de ponerse a experimentar y dar con las combinaciones adecuadas.
Fue así como surgieron los moñetes, una especie de bocadillos con distintos rellenos, que lleva la tradicional brioscia a otro nivel. Para ello creó su propia receta para la masa del brioche, cuyo sabor pudiera ser igualmente válido tanto para ingredientes dulces como salados, y dar forma así a una oferta suficientemente amplia que cubriera todos los momentos del día, desde el desayuno hasta la cena. Y así ha resultado: ahora la napolitana se encuentra horneando sus propios brioches en este pequeño puesto del mercado de Antón Martín, al que podemos acercarnos a cualquier hora del día para deleitarnos sus poderosos moñetes.
En su carta ha incorporado tanto propuestas dulces como saladas, todas ellas con nombre de mujer, que el moño ha sido siempre un elemento muy femenino. Todos convencen, además, por lo que en este caso elegir no supone ningún riesgo. A nosotros nos encantó el Margherita, que contiene berenjena ahumada, tomates semisecos, queso feta, mayonesa de albahaca y aceite de orégano, al igual que el Filomena (bautizado así antes de que pasara la gran nevada por Madrid, que conste) y que está relleno de albóndigas con abundante salsa de tomate. Otros valores seguros son el Manuela (mortadella, burrata, paté de aceitunas negras, albahaca y ralladura de limón) y el Candela (salmón ahumado, mozzarella, lollo rojo, tomate y mayonesa de cítricos), aunque si eres fan del aguacate o te apetece hacer un brunch algo más ligero e informal debes decantarte por el Giuletta, que incluye huevo poché, aguacate, berros y crema de pecorino, digno de aplauso.
Los moñetes dulces tienen un tamaño algo menor a los salados pero resultan igualmente formidables. Los hay rellenos de helado, de nutella, de dulce de leche o de ricotta con unas gotitas de chocolate. Este último es el mismo relleno que suelen incluir los cannoli, otro típico dulce siciliano que también es posible encontrar aquí.
Para acompañarlos hay, cómo no, buen café, refrescos y cervezas italianas. Extras que incluso puedes añadir a tu pedido si, en lugar de tomártelos en algunas de las mesitas dispuestas en torno al puesto de Valentina, decides pedirlos para comer en casa a través de las distintas plataformas de delivery en las que Moñetes está presente. Los precios, ya te avisamos, están tirados, así que no te debes temer por lo que pueda subir el ticket final. Son una gozada estos moñetes, sí: un producto redondo.
