La Pepita, la versión ‘prrimitiva’ del bocadillo en el Mercado de San Miguel
Cuando hablamos de bocadillos típicos de Madrid todos pensamos en el «bocata de calamares». Es el más popular dentro y fuera de nuestra ciudad, aunque hay otro gran clásico que no debemos obviar. Hablamos del pepito de ternera, un entrepan cuyo origen se remonta al Madrid de finales del s. XIX y que habla de un bocadillo «relleno de carne caliente». Desde entonces, su receta ha ido variando a lo largo del tiempo y de la casa en que se preparase, lo que nos ha dado la posibilidad de probar todo tipo de versiones, desde las más clásicas, con carne de ternera a la plancha, aceite, sal y ajo (opciones), hasta las más gamberras, como la que presenta Prrimital, el templo carnívoro del Mercado de San Miguel (Pl. de San Miguel, s/n).
Siguiendo su concepto de street meat y jugando con la historia del plato, esta carnicería gourmet ha creado su propia versión prrimitiva de este clásico castizo, al que ha denominado La Pepita. Para prepararlo, el cocinero asturiano David Montes utiliza pan de cristal de Europasty, carpaccio de pepinillo, lechuga, queso Edam, salsa Mayo-Siracha (hecha con mayonesa y chili) y filete de ternera en láminas, procedente de la cadera del animal y hecho al fuego. Las carnes de buey y vaca vieja con las que trabaja David las adquiere a Discarlux, proveedor gallego líder en España que solo ofrece carne de verdad, honesta y de la mayor calidad. ¿El resultado? Un bocadillo gourmet de bandera, perfecto para comer a pie de calle, y podrás degustar por un precio de 8,50€.
Además de La Pepita -la estrella de la casa-, la carta de Prrimital incluye otros tipos de platos, que van desde hamburguesas con pan brioche (ojo a la Boonga Cheese, con queso cheddar, bacon y carne picada); cortes de picaña, entraña o entrecot; carpaccio de ternera y steak tartare de vaca vieja (que presentan sobre un tuétano a la parrilla), y hasta cortes de alta gama, como chuleta, entrecot, T-bone, tomahawk o rack (parecido al anterior, pero más pequeño). ¿Lo mejor? Puedes tanto comerlas allí, haciéndote un hueco en las mesas comunales del mercado, o llevarte las piezas a casa. Lo que sí está claro es que en pocos sitios vas a encontrar bocados de tanto nivel como aquí.
