‘Chatitas’, un dulce tan madrileño como el chotis
En 1948, y coincidiendo con la víspera de San Isidro, sonaba por primera vez en la emisora de radio ‘Madrid’, el chotis por excelencia, en su versión actual tal y como ha llegado a nuestros días. Y nadie duda que este sea uno de los símbolos patrios más populares de la ciudad, junto con el Oso y el Madroño, los churros con chocolate, el cocido madrileño o el reloj de la Puerta del Sol. Una lista interminable a la que ahora hay que sumar -quien no lo haya hecho ya- las Chatitas, una bizcotela dulce que ha vuelto a recuperar la atención de todas las miradas con su renovadísima imagen.
Debajo del envoltorio blanco de discretas letras de colores se esconde un bizcochito ligero relleno -de frambuesa, fresa o dulce de leche- y recubierto de chocolate -negro, con leche y blanco-. Si pensabas que se trataba de un pastelito recién nacido o de la última creación de algún foodie, te equivocas, porque este dulce típico tiene más historia que el citado chotis. Su creador fue un innovador incansable y un apasionado de la ciudad: el fundador de las pastelerías Animari, surgidas en 1946.
La inspiración la toma de la infanta Isabel de Borbón, heredera de la corona de España a finales del XIX y conocida con el apodo cariñoso de La Chata. Aunque no será hasta los años 90 cuando las Chatitas ven la luz por primera vez a modo de homenaje a la historia madrileña. En los años de bonanza, la empresa familiar Animari llegó a regentar hasta seis confiterías repartidas por la ciudad, aunque hoy solo conservan una, situada en el barrio de Salamanca (José Ortega y Gasset, 86). No obstante, las generaciones venideras pueden estar tranquilas, porque ya se ha ganado a pulso un huequito en la historia de la capital gracias a las Chatitas, el dulce con más corazón de Madrid.
Más información en www.chatitas.es.
