‘El Moderno’, objetos con alma en Malasaña

La Corredera Baja de San Pablo continúa imparable en la senda para convertirse en una de las calles más top para ir de compras en la capital. Las propuestas de diseño, moda o decoración conviven en los diferentes establecimientos que allí se asientan, pero también en locales que las combinan dentro de un mismo espacio. El Moderno es una concept store que sorprende tanto por el precioso y amplio local en el que se ubica como por la selección de artículos que podemos encontrar en su interior; desde objetos de decoración a mobiliario, pasando por joyería, obras de arte o artículos para los más pequeños, es casi imposible salir de allí sin haberse enamorado de algo.

Los responsables de este bonito proyecto son David y Delphine –estudiante de Bellas Artes y diseñador gráfico él, visual merchandiser ella– que, cansados de sus respectivas profesiones y estilos de vida, decidieron dar un giro a sus trayectorias abriendo su propia tienda en el barrio de Malasaña –del que, por cierto, también son vecinos–. Su idea era la de crear un espacio en el que poder estar en contacto directo con la gente, hablar con ella sobre lo que quieren comprar, y en el que vender productos de diseño especiales, hechos con tiempo y con cariño, o como ellos dicen, ‘objetos con alma‘. A diferencia de otras concept stores de la zona, más centradas en moda y complementos, El Moderno se inclina hacia la decoración y el pequeño mobiliario, es decir, todos esos pequeños detalles que pueden cambiar por completo una habitación, aportando esa dosis de alegría necesaria en nuestra vida cotidiana.

Ellos han visto como, en los últimos años, el interés por los productos hechos de forma artesana y ética ha ido aumentando. También querían tener un espacio en el que dar a conocer marcas nuevas y diseñadores jóvenes; cuentan con una selección de productos de toda Europa, pero también de artistas locales, incluso del propio barrio de Malasaña, como Marina Anaya o Javier S. Medina. Una selección que parte de sus experiencias vitales y profesionales y que es fruto de una intensa búsqueda por diferentes países, inspirándose en el tipo de productos que se venden en concept stores de ciudades como París, Barcelona o Bélgica, donde esta tipología de tienda ha experimentado un importante auge en los últimos años. Papelería de Octaevo, piezas de cerámica hechas a mano de Working in the Redwoods, láminas de la diseñadora Von Trueba, libros infantiles de la editorial portuguesa Planeta Tangerina, peluches de ganchillo de Anne-Claire Petit, lámparas de Schneid o de Good Night Lamp, objetos de diseño de Hartô, firmas danesas como Hay o Normann Copenhaguen, papelería japonesa de Traveler’s Company o bolsos de Petite Mendigote son sólo algunas de las sorpresas que nos podemos encontrar allí.

Como los objetos que venden, el propio local también tiene algo de especial. Antes de que El Moderno se instalará allí, el número 19 de la Corredera Baja era una tienda de telas, pero como dejan entrever sus vigas centenarias, también fue un colmado –sus actuales propietarios han querido conservar y dejar a la vista algunos de los hallazgos con los que se toparon mientras hacían la reforma y que cuentan los secretos del pasado de esta tienda, como esas palabras que podemos leer en las vigas de la entrada: ‘Los Pacos’, ‘harinas y legumbres’ o ‘cebadas y salvados’–. Además de tienda, El Moderno cuenta también con una sala de exposiciones en la planta baja, donde cabe todo tipo de arte, y el espacio está abierto para realizar eventos como presentaciones de libros, talleres, proyecciones, showrooms o actividades para niños.

* Fotos Annaïs Pascual