Vuelve Commodore, el mítico restaurante que lo petaba en los 70 y 80

El mítico Mayte Commodore vuelve a escena. El histórico restaurante que fue centro de la vida social madrileña en la década de los 70 y 80 reabre sus puertas con su nombre, prescinde del de su fundadora pero continúa con la misma esencia, localización y personalidad culinaria. Más de treinta años después de su cierre, el Grupo Casa Remigio, propietarios de Café del Río y Café del Lago, apuestan por el negocio que ya causó sensación en los años de la transición atrayendo por igual a políticos, intelectuales, artistas y estrellas de Hollywood.
Tantos años después, Commodore aspira a convertirse de nuevo en el sitio de moda de la capital. El arquitecto Sergio Sarriá y el decorador Luis Galliusi han sido los encargados de rediseñar este espacio de 1.500 m2 y dos alturas, que ha recuperado en gran medida su aspecto original. Parte de su trabajo ha consistido también en recuperar una de las terrazas que había desaparecido en las últimas reformas que sufrió el inmueble, de manera que Commodore vuelve a contar con las cuatro espléndidas terrazas que también le hicieron célebre. A estas se suman también una sala para eventos, reuniones y presentaciones que viene a reforzar la propuesta con la que este gigante pretende recuperar su privilegiado stutas: una oferta gastronómica de calidad, una llamativa carta de coctelería y una decidida apuesta por la música y las actuaciones en directo.
Sobre la propuesta gastronómica, Commodore cuenta con una doble carta de restaurante y barra, con una oferta a cargo del chef Ernesto Diomar. La carta del restaurante comienza con los debidos entrantes entre los que destacamos el Salmorejo Cordobés y las Croquetas Commodore. En cuanto a los principales, la carta empieza con un apartado centrado solo en platos vegetales, ‘Go Green’ en el que sobresalen ocpiones como la Calabaza asada 4 estaciones o la Berenjena asada en escabeche. Incluso hay guiños a recetas icónicas del antiguo restaurante, como el Solomillo al whisky, uno de los imprescindibles en las mesas de poder que se organizaban en sus salones.
Ya como recomendaciones del propio chef debemos tener en cuenta la Pata de pulpo al carbón sobre tuétano y patatitas de la ría, el Canelón San Isidro madrileño y el Cochinillo a baja temperatura. Y a los postres, sí o sí, la Torrija & Arroz con leche de tofe sobre helado de crema catalana.
En cuanto a la carta de barra esta se compone de platos más informales y modernos, como los Huevos rotos con patata gallega, camarón frito y jamón de bellota, el Pan chino con cochinita pibil y cebollitas encurtidas o el Steak tartar Commodore sobre huevo crujiente. Son opciones para aquellos que quieren pagar un ticket más moderado y que posibilitan acceder en esta segunda etapa a un público más diverso.
Para terminar la velada con un muy buen sabor de boca, el restaurante cuenta con una oferta coctelera de nivel, con versiones propias de los grandes clásicos que, de buen seguro, contribuirán a convertir nuevamente a Commodore en el foco de atención de las noches madrileñas.