‘Tilda’, cocina neocastiza en un formidable y muy artístico patio
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En Madrid la oferta para comer o cenar es infinita, sí. Tenemos multitud de sitios donde desayunar, tomar algo de media mañana, tapear, comer, quedar con los compañeros tras el trabajo, cenar en pareja, etc. Pero, finalmente, lo que termina por convencernos de un bar o restaurante, y nos incita a volver por una segunda (y tercera vez) es que nos haga sentir como en casa. Precisamente este es el objetivo que se ha propuesto Tilda Neotaberna Castiza, el restaurante del hotel Akeah Gran Vía (San Bernardo, 48) donde vamos a poder comer desde los platos que nos prepararía nuestra abuela hasta los que podría cocinar un amigo aspirante a chef.
Aunque la cocina no es el único argumento de este cosmopolita espacio ubicado en la planta baja del hotel. Tilda abre todos los días en horario non stop para ofrecer desayunos, un tentempié a media mañana, almuerzos, un picoteo por la tarde o cenas. Con amigos, con compañeros de trabajo o solo; de hecho son cada vez más los que eligen sus instalaciones para quedarse a trabajar con el ordenador después de desayunar en el mismo buffet libre del que disfrutan los clientes del hotel. No hace falta decir que, sobre todo llegado el buen tiempo, su patio interior es el lugar más solicitado por todos, clientes y no clientes. Un formidable y muy bien acondicionado espacio al aire libre donde podemos admirar un muy madrileño mural artístico realizado por el colombiano Creto. Podéis imaginar lo agradables que son aquí las cenas en verano.
La propuesta gastronómica de Tilda se basa en platos clásicos madrileños a los que da un twist con ingredientes y técnicas tomadas de diferentes cocinas del mundo, lo que hace a los platos inesperados en sus sabores y presentación. Eso sí, para prepararlos siempre utilizan productos de proximidad y de la más alta calidad. Su carta está diseñada por el chef ejecutivo Mauricio Rodríguez, y en ella podemos encontrar recetas castizas a las que han dado un giro de tuerca, como el Bocadillo de calamar en pan brioche con alioli de yuzu negro, las Patatas bravas con base de chile rocoto o las Croquetas caseras de jamón ibérico, fluidas y con lamina de papada.
Su oferta también incluye una amplia selección de carnes y pescados como los Soldaditos de Pavía con un alioli de aji amarillo, la Costilla de vaca a baja temperatura ahumada con glaseado de calvados y miel de caña o la Codorniz escabechada y frita con emulsión de su escabeche. Pero si hay recetas vinculadas a la ciudad desde hace siglos esas son las de casquería, por lo que tampoco podían faltar en Tilda. ¿Su imprescindible? Los Callos a la madrileña con base de achiote y piparra fresca y el Rabo guisado al mole con puré de boniato.Y por último -pero no menos importante-, entre sus postres más destacados se encuentran la Torrija infusionada en leche de coco, lima kéfir y lemon grass y el Soufflé de chocolate, presentado en taza junto a dos churros para “mojar” y con toda la chulería de Madriz. Porque sí, en Tilda es con Z y sin acento.
