Un esquinazo en una de las calles aledañas a Santa Engracia acoge esta Santa Kafeina, una deidad impulsada por dos venezolanos que han cambiado su trabajo de libreros en su país natal por desarrollar su pasión cafetera en Madrid. Son Yessika Pacheco y Javier Castillejo, que han estado formándose como baristas durante los últimos años en Reino Unido, Barcelona y Madrid, donde se han instalado con la intención de ‘cafeizarnos’ a todos. Y lo están haciendo desde su pequeña cornershop en Chamberí, con una receta propia muy particular. Apuestan todo al doble shot de café, perfectamente calibrado con una dosis de 20 gramos, ni más ni menos. Consideran que esta cantidad permite apreciar mejor los aromas y resaltar los matices del café que, en su caso, procede solo de microtostadores españoles (como Randall Coffee de Madrid y Puchero de Valladolid) que, a su vez, lo seleccionan en origen en microfincas de Latinoamérica y África principalmente.
El ritual de elaboración del café en Santa Kafeina es rápido, como buen espacio de take away que es: comienza con la selección del café –para que los clientes no se vuelvan locos a la hora de elegir, solo suelen tener dos cafés por temporada–, continúa con la molienda, hecha al momento y justo antes de ser infusionado, y termina con la elección del proceso: de máquina –presumen de tener La Marzocco, una de las más valoradas por los más cafeteros– o de filtro, técnica favorita de los clientes extranjeros y una de las más puristas. Como purista es no tener blend, por aquello de no mezclar diferentes granos, algo que los que más saben de café consideran un sacrilegio. Sin embargo, sí que tienen una variedad de café descafeinado, porque hasta los puristas tienen amigos que no toman cafeína, y leches vegetales –soja, coco, almendras–, para adaptarse a los gustos de todos. Para llevar, tienen café a granel, bizcochos caseros, sándwiches con pan de masa madre y cookies recién hechas, todo con ingredientes saludables y con la mínima cantidad de azúcar.