Es la última moda al otro lado del Atlántico o del Pacífico, según se mire, pues el bulletproof –un café ‘a prueba de balas’, que combina café, aceite de coco y mantequilla orgánica– está de rabiosa actualidad en Estados Unidos y Australia. De allí precisamente se lo ha traído bajo el brazo Javier García, un publicista que cambió su trabajo de agencia en Madrid por el de la hostelería en Melbourne allá por 2010. Hasta allí se fue para aprender inglés y ahora, siete años después, ha vuelto a España con la lección bien aprendida y la intención de hacer (buena) cultura cafetera, algo que siempre echaba de menos cada vez que venía de visita a Madrid. Le acompaña en este regreso su chica australiana Zoe Erskine, y juntos se han instalado en Chamberí con Saint George’s, nombre con el que han bautizado su café y que rinde homenaje a la calle en la que vivían en la ciudad australiana.
De reducidísimas dimensiones, casi como un corner a pie de calle, pero con espacio suficiente para una barra alta –sin banquetas– y un mini rincón al fondo con mesita para dos. Además de por el bulletproof, esa bomba calórica elegida por las celebrities por sus propiedades saciantes y su bajo contenido en azúcar, Javier y Zoe comienzan a ser reconocidos en el barrio porque solo trabajan con café de especialidad –lo compran semanalmente a un microtostador madrileño–. Espresso, cortado, latte, cappuccino, infusiones y flat white (con doble shot de leche y menos concentración de crema), el más solicitado, para tomar en el local o para llevar en cómodo formato take away.
Para acompañar, repostería casera como madeleines de limón, brownie o bizcochos hechos diariamente en su obrador de la planta baja, y hasta otras propuestas saladas y ligeras que dominan a la hora del almuerzo y del menú del día: mucha quinoa, taboulé, espelta, superfoods y otros ingredientes siempre de temporada para su selección de ensaladas, quiches y cremas del día. Pequeño pero muy completo este Saint George’s.