Decoración industrial, cocina y hornos de leña a la vista, ambiente informal… Así es Parking Pizza, un auténtico paraíso para los amantes de la cocina italiana. Lo que comenzó siendo una pequeña pizzería de una pareja en Barcelona se está convirtiendo en un grupo que, poco a poco, suma nuevos restaurantes, apoyado en la calidad de sus pizzas y pastas caseras. Sí, después de alcanzar un gran éxito en la Ciudad Condal, donde posee ya seis restaurante, Parking Pizza aterriza ahora en Madrid para deleitarnos con sus pizzas napolitanas de larga fermentación, y con dos locales: Paseo de la Castellana 89 y Monte Esquinza 39.
Nada más llegar a Parking Pizza, nos invitan a dejar abrigos y bolsos en uno de sus taburetes desmontables para hacernos sentir como en casa. Luego llega el turno de sentarse y elegir uno de sus apetitosos entrantes. Aunque la pizza es el plato estrella, sus aperitivos son prácticamente obligados. Su sección de antipasto destaca por dos alternativas protagonizadas por excelentes quesos mediterráneos. Nos referimos a la espectacular Straciatella de burrata (con albahaca y tomates confitados que le dan un sabor inigualable) y a su Queso Tomino del Boscaiolo, fundido al horno para acompañar con Carasao, un pan finísimo y crujiente muy típico de Cerdeña. También se puede pedir con Focaccia de romero, de masa esponjosa y sabor intenso.
Vamos a por la pasta. Empezamos con la favorita de la casa: Fetuccini Puttanesca, con un ligero toque picante, como la tradición manda. Luego pasamos a la Rigatoni, con gorgonzola, taleggio y un impresionante pesto de salvia. Magníficas opciones para los que quieran probar los sabores más tradicionales de las trattorias italianas.
Ahora sí, llegan las destacadas de todas las mesas: las pizzas. Según los nativos de Italia, el mejor indicador para evaluar si una pizzería es buena o no es su margherita. Su simplicidad es lo que nos permite saborear al máximo la masa, que es lo más importante para conseguir un magnífico resultado final. En Parking Pizza se sirve una Margherita con mozzarella, tomate y albahaca que, al contrario de lo que pasa en otros muchos restaurantes italianos de Madrid, destaca por la calidad de sus ingredientes. Eso sí, para nosotros, las dos pizzas más top son la Pepperoni, con hinojo y tomate, y nuestra favorita: Trufa negra, que lleva fontina, huevo y un parmesano de sabor potente que le da un toque realmente único. Esta última tiene una masa más gordita (¡ideal para compartir!).
No pedir postre después de comer tan bien es un pecado. Así que terminamos con la tarta de chocolate con helado de pistacho y, por supuesto, el tiramisú. ¡Incredibile! Aquí volvemos sí o sí. Si te ha picado la curiosidad y ya te apetece ir a probar una de sus exquisitas pizzas, te aconsejamos reservar a través de su página web.
Ver esta publicación en Instagram