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‘Nômadâ’, la jaima en Serrano para pasar las mil y una noches

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Si Peter O’Toole hubiera conocido la jaima de Nômadâ seguramente nunca habría llegado a rodar la legendaria ‘Lawrence de Arabia’. Ubicado en plena calle Serrano, Nómada es un oasis gastronómico, hedonista y divertido donde la cocina, marcada por las raíces árabes y mediterráneas, la coctelería y la música conquistan al madrileño, como si de un cuento oriental se tratase, desde el atardecer.

Nômadâ, la jaima en Serrano para pasar las mil y una noches

La caída del sol marca el tempo enigmático que Nômadâ reivindica desde su jaima, una gigantesca tienda que homenajea a los pueblos itinerantes de los desiertos árabes y donde todo —o casi todo— es posible. Buen rollo, cócteles de autor y un ambientazo paradisíaco son los imanes con los que Nômadâ engancha desde la primera visita bajo un pabellón único, rodeado de vegetación, cascadas de agua y un sinfín de sofás desde los que disfrutar de su cocina, de sus animadas noches o de sus shishas en un entorno cargado de hospitalidad en el que sentirse un auténtico sultán.

Nômadâ, la jaima en Serrano para pasar las mil y una noches

Un viaje a Oriente Medio sin necesidad de pasaporte que conquista por los cinco sentidos, desde la música al tacto, pasando —como es de esperar— por el gusto, poniendo en danza un recetario cargado de esencias libanesas y el magnetismo andalusí. Para acceder, eso sí, deberás hacer un ritual para purificar el alma: un lavado de manos con agua aromatizada y un pequeño «punto» en la frente para recolocar los chakras. Una vez activado el mood espiritual, llega el momento de entregarse a los platos compartidos y redescubrir sabores que, aún habituales, nunca se habían presentado con tanta verdad.

Nômadâ, la jaima en Serrano para pasar las mil y una noches

Hablemos de su hummus —cremoso, intenso y en seis versiones distintas—, de dignificar al falafel, la gran ‘croqueta’ de Oriente, o de una carta consagrada al dippeo y a compartir en la que las berenjenas también piden paso, ya sea en forma de Baba ganush o de Bataba Kazbara, plato muy similar a nuestro pisto con berenjenas cocidas a fuego lento con cebolla, pimiento, huevo, tomate y garbanzos.

Nômadâ, la jaima en Serrano para pasar las mil y una noches

Bajo este influjo, conviene resaltar otros platos para los que no vamos a necesitar cubiertos, como el Safiha (la conocida como «pizza libanesa» con carne de cordero), el Shawarma de pollo marinado o el Halloumi, una especie de tosta con queso libanés a la plancha, tomate y pesto.

Nômadâ, la jaima en Serrano para pasar las mil y una noches

Para los postres, no podía faltar una particular y más fina versión de los Baklava, esos tradicionales pastelitos de hojaldre relleno con frutos seco que son obligados en cualquier restaurante de cocina oriental. Aunque os aconsejamos que no paséis por alta su tarta de queso, con pistachos y agua de azahar, sensacional.

Nômadâ, la jaima en Serrano para pasar las mil y una noches

Todo ello con la noche como testigo, ya que Nômadâ solo abre sus mágicas puertas a partir de las seis de la tarde, obsequiando además al visitante con las galas orientales al ritmo de performances y bailes capaces (a partir de las once de la noche, así que merece la pena alargar la velada y reservar sitio porque es un planazo) de trasladarnos en cuestión de segundos al más romántico cuento de ‘Las mil y una noches’. Grandes aliados en este viaje van a ser sus cócteles, formulados con destilados ahumados, especiados o infusionados, muchas frutas e ingredientes exóticos. ¿Nuestro favorito? El Ceilan, elaborado con whisky ahumado, sirope de manzana granny smith, zumo de pomelo rosa, cordial de té gingerbread, clara de huevo, kombutcha de frutos rojos, ramas de romero y pomelo deshidratado.

Nômadâ, la jaima en Serrano para pasar las mil y una noches

Lujo, diversión, buena comida y una coctelería a la altura de las circunstancias vertebran Nômadâ en un perpetuo ritual donde la hospitalidad lleva la batuta y que se convierte en el plan perfecto para cualquier noche madrileña; y más en verano, cuando el restaurante se extiende también al jardín que rodea la jaima.

La máxima expresión del placer que además, para los amantes de las burbujas, se redondea con Ishtar, el primer  Dom Pérignon Bar de España, situado en la planta de abajo de Nômadâ. Un exclusivo club -solo se accede con invitación previa- que de miércoles a domingos contará con dj’s de renombre internacional para que, literalmente, no quieras salir de este oasis que la calle Serrano esconde para ti.

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