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¿Quién no querría vivir en un eterno Verano azul en las playas del sur? ¿Quién podría decir que no al mejor atún de Cádiz o a los espetos de Málaga cuando las vacaciones han llegado a su fin? A todos sin excepción nos gustaría sentir cerca el sur y todas sus cosas buenas más a menudo. Y así, con la pretensión de acercar a Madrid lo mejor de la gastronomía andaluza y parte de su cultura, nace Macarena, un restaurante andaluz ubicado en la zona de Arganzuela.
En la tranquila calle Rodio, se alza Macarena como un local lleno de luz, con el blanco, el azul y el mimbre coronando su espectacular espacio dividido en dos partes: una de barra más informal y un salón comedor muy acogedor, con un aforo amplio que se completa con las sillas de la terraza exterior cubierta. Aquí se sirve cocina fusión con fundamento andaluz -¡hasta la vajilla procede de Andalucía!-, es decir, que se juega con la tradición y el producto del sur combinado con las culinarias de países como Japón, Tailandia o México. Aunque la filosofía es la misma en ambas partes, en Macarena hay una clara división entre la carta de barra, con bocados más sencillos y Manzanilla de grifo para acompañarlos y, por otro lado, la carta de sala en la que sacan toda la artillería pesada caracterizada por el buen producto y la creatividad a la mesa.
Empezamos con su Alcachofa con jamón y parmentier de patata trufada, un plato solo disponible cuando es temporada de esta verdura para garantizar su máximo potencial. A continuación, se recomienda incluir en la comanda uno de los platos más sorprendentes de la carta: la Oreja cochifrita muy brava. Lo más apropiado con este plato es que quienes tengan cierto pánico a la casquería, olviden sus prejuicios porque la preparan como en ningún otro lado. Llega a la mesa entera y súper crujiente, descansando sobre una salsa brava ligeramente picante. ¿El resultado? Sencillamente espectacular. De un plato que habla de casticismo a otro que sorprende por su fusión: el Camarón Taco Mex, un tortita de camarón que se coloca en forma de taco mexicano y se rellena de gamba, mango, hilos de chile y cebolla encurtida. Una tortita crujiente y un interior abundante y, sobre todo, muy refrescante.
En la sección de pescado conviene no olvidar dónde estamos y la oda a Cádiz que supone Macarena y pedir, cómo no, alguno de sus platos con atún salvaje de Almadraba, que llega de Gadira con cortes exclusivos como el morrillo y el paladar. Una de las mejores formas de disfrutar este producto único es su Tiradito de Barbate con yuzu y aceite picual. Productazo y 100% sabor. Tras este, no dejamos atrás el mar pero viajamos hasta Málaga para hincarle el diente a su particular Espeto de sardinas, con un original emplatado que incluye un trampantojo de carbón que es, en realidad, yuca. Al igual que ocurre con el pescado, pasa con la carne en Macarena: calidad ante todo. Llega de Retinto y aquí se sirve en forma de Carrillera, tiernísima, melosa y con una salsita espesa de 10.
Como en toda buena comilona, el culmen aquí también es dulce. Sus helados artesanos llegan de La verità, el italiano de los mismos dueños que Macarena y que se encuentra justo enfrente. Imprescindible probar el de aguacate. Para quien quiera un clásico, el Mousse de chocolate que llega a la mesa en una maceta con sabores y texturas que sorprenden. Sea cual sea tu elección gastro, aquí todo se adereza con música andaluza que no deja de sonar y que consigue impregnarnos de esa alegría de vivir (y, por supuesto, de comer) tan del sur.