Creemos que es imposible encontrar a alguien que no sea fan de la culinaria italiana. Pizza, pasta fresca, lasaña, los mejores embutidos, vinos y, por si todo fuese poco, esa verdadera delicia que son sus helados. Todo ello (y alguna receta más) compone la carta de La veritá, el restaurante italiano ubicado en el Barrio de los Metales, en la zona de Arganzuela. Que sus toldos con listas rojas y blancas no te hagan pensar en una sencilla heladería italiana porque aquí hay mucho más que degustar.
De estética sencilla y confortable, sus grandes ventanales que dejan que entre toda la luz de esta tranquila zona cercana a Legazpi. Podríamos decir que se trata de ese restaurante en el que apetece comer y, por qué no, vivir una dulce sobremesa. Este local es el hermano pequeño de su vecino Macarena , un restaurante andaluz fusión que por su buen hacer ya le presume cierta calidad a este establecimiento más modesto pero con encanto.
Cuando abrió, La veritá se ideó como heladería italiana, pero con el paso del tiempo sus opciones saladas han ido creciendo hasta conseguir una auténtica oferta de restaurante italiano. Dentro de sus especialidades, encontramos sus pizzas (o piadinas), de masa romana: muy fina y crujiente, lo que las convierte en un plato ligero. Entre ellas, elaboradas con producto de primera calidad, nos quedamos con la Picantona, una mezcla de salsa de tomate, mozzarella, berenjena y salami picante. Y sí, el toque picante es todo un acierto pues combina a la perfección con el sabor suave de la berenjena. Entre toda su oferta de pizzas hay también una opción apta para vegetarianos.
Pero no solo de pizzas vive La Veritá. En su capítulo de pasta, encontramos sus Tagliatelle a la tartufata, pasta hecha en casa con una salsa de trufa que se acompaña con una abundante cantidad de parmesano. La pasta se prepara al dente, en ese punto perfecto de cocción del que presumen los auténticos italianos. Además del resto de pastas y salsas, otra de las estrellas de la casa es la Lasaña de rabo de toro, una de las especialidades del chef.
Además de su capítulo salado, La veritá destaca por su parte más dulce, la que saca fuera ese alma de niño que todos llevamos dentro. Y es que su mostrador de helados artesanos (sin aditivos ni colorantes) es de esos que despierta todos nuestros sentidos con sus colores y sabores tan peculiares como Aguacate o Limón con albahaca. Por eso, aunque aquí tienen otros postres, es altamente recomendable terminar el banquete con uno de sus helados. ¿La buena noticia? Este postre se prepara de forma totalmente natural y, en el caso de las variedades hechas con fruta, éstas contienen un 80% del fruto propiamente dicho. Por eso, tomar una cucharada del de mango, por ejemplo, es como darle directamente un mordisco a esta maravilla tropical. Además de tomarlos en cucurucho o tarrina -la forma más tradicional de consumirlos-, aquí se puede ir más allá y para los meses de invierno nos proponen un Brioche + helado, una especie de pan de leche dulce que se rellena con una bola de helado y se calienta por fuera. Si pruebas esta maravilla con Nutella, vas a volver a La Veritá. Probar sabores tan de verdad es lo que tiene.