El nombre de este local ya es toda una declaración de intenciones: la palabra minoterie se traduce del francés como el molino donde se prepara la harina de manera artesanal típico de la Bretaña francesa. Y es que en este local, el cliente se va a encontrar con unos crepes realizados bajo la tradición de este territorio del país galo. La creadora de esta idea tan inusual en el barrio (pero muy común en sus tierras) es Basma El-Idrissi, una mujer con experiencia en este mundo, no sólo por sus raíces, sino porque ya montó una crepería con estas características en 2012. Los preceptos bajo los que ha creado Basma La Minoterie es clara: producto de primera calidad, una carta en la que todo es casero y una cocina regida por la tradición.
Es por ello que la carta cuenta con 28 tipos diferentes de crepes: 14 saladas y 14 dulces. Los primeros se conocen como Galette y son los más típicos en la Bretaña francesa. Se diferencian de los que normalmente comemos en las creperías de aquí porque su masa está hecha con trigo sarraceno traído directamente de allí y son 100% ecológicos y sin gluten. El comensal que se siente en sus mesas no se puede ir sin probar La Complête, que es la más tradicional y lleva huevo, jamón y queso emmental o La Provençale, elaborada con atún, salsa de tomate y pimientos. Por su parte, lo crepes dulces están cocinados con trigo candeal, el trigo blanco. Aquí el que más resalta es La Poire, que contiene pera, nata y caramelo de mantequilla salada, una receta muy especial con siglos de antigüedad, cuando sobre la sal todavía no se cargaba ningún impuesto en la Bretaña. Aparte de estos 28 crepes, también ofrecen la opción de que sea el propio comensal el que se lo haga a su gusto.
Pero esta filosofía de resucitar la Bretaña francesa en pleno barrio madrileño no se queda únicamente en lo sólido: disponen de una amplia carta de cervezas artesanales y sidras de la zona. Éstas últimas muy aconsejables de probar por su característico sabor achampañado y dulce.