En La Boiga no creen que la cultura del vino sea tendencia, sino que más bien hay un púbico que busca poder elegir qué beber y disfruta de ello y que lo único que nunca pasará de moda es la calidad. Por ello, seleccionan con mimo los productos de la más alta gama. La Boiga–el nombre procede de un dialecto que se habla en la parte occidental de la Sierra de Gata-, es un nuevo concepto desarrollado por empresarios de Extremadura y Salamanca. Cuenta con La Boiga Taberna, un punto de encuentro para compartir raciones, conversación y experiencias gastronómicas y, muy cerca del bar, La Boiga Despensa, una tienda-bar donde descubrir, probar y llevar a casa caldos y otros productos. Su trato con los vinos es también muy singular. ‘Nuestro servicio es totalmente personalizado –comenta José Esteban, uno de sus responsables-. Ofrecemos al cliente la posibilidad de disfrutar de un buen vino sin necesidad de entender de ellos’.
Para dar movilidad al asunto, rotan su carta cada seis meses cambiándola casi por completo y todas sus referencias se abren por copa por lo que es perfecto para aquellos aficionados que quieren salirse de lo convencional. ‘En La Boiga buscamos la variedad de uvas sin fijarnos en denominaciones o nacionalidades -asegura el propietario-. Poco a poco el vino internacional es más apreciado. Si bien es difícil introducirlo, una vez que los clientes prueban nuevas uvas suelen estar encantados. Yo por ejemplo soy un fan de la Zinfandel californiana’. Organizan catas en grupo y cenas con maridaje y, en cuanto a su carta de delicatessen proponen embutidos, ibéricos, conservas, patatas fritas en aceite de oliva virgen extra, quesos y las preciadas carnes salmantinas.