‘Fun Fun’, vinos naturales, picoteo y buena vibra en Las Vistillas
Con todo el respeto a los expertos, somos de los que piensan que no hace falta ser un entendido en vinos para reconocer si un vino es bueno o no. El mundo del vino es tan complejo que muchas veces, cuando estamos en un restaurante o la barra de un bar, preferimos prescindir de información relativa a la DO, la bodega o el tiempo de maduración, y pedir un vino que simplemente esté bueno, que nos sorprenda al paladar, que tenga unos matices originales. Y parece que no somos los únicos que así pensamos: los responsables de La Santoría admiten no tener unos conocimientos muy profundos de enología pero sí una enorme pasión por la bebida de Baco, lo que les ha animado a abrir un nuevo bar donde compartir esa afición por los «buenos vinos».
Fun Fun es el nombre de este wine bar donde, advierten, no quieren dar ningún tipo de lecciones: este es un sitio sin pretensiones donde se viene a disfrutar con y en torno al vino, de forma relajada y en un ambiente donde impere la buena vibra. De ahí que hayan dado a este pequeño espacio junto a la plaza Gabriel Miró, en Las Vistillas, el aspecto de un confortable living room (tiene incluso una chimenea de mármol) para que nos sintamos como en casa. Contribuye decisivamente a ello la decoración, con paredes desconchadas en azul y blanco, plantas naturales de tamaño considerable estratégicamente situadas y mobilario setentero que sus responsables han adquirido en distintas tiendas de antigüedades y una conocida app de objetos de segunda mano. ¡No puede ser más total!
Tras la barra de Fun Fun está la argentina Antonella Burton, una de las socias del proyecto junto a Bernardo Bongiovanni y Mariano Amor de La Santoría. Ella es quien se ocupa de la selección de vinos naturales, todos ellos de origen nacional, que se pueden degustar aquí. Suele tener en torno a una docena de etiquetas, todas ellas de pequeñas y jóvenes bodegas que, por una u otra razón, su olfato le dice que van a gustar al público. Estos se reparten en cinco categorías: rojos, blancos, rosados, naranjas (vino de uva blanca cuyo mosto ha macerado sin retirar la piel) y burbujas, apartado este último en el que entran desde cavas -naturales, of course– hasta sidras. Las botellas rotan constantemente así que difícil será encontrar un mismo vino cada vez que nos dejemos caer por allí: otro aliciente más para visitarlo con frecuencia.
Y como el vino siempre sienta mejor acompañado de algún bocado salado, Fun Fun cuenta también con una pequeña carta de aperitivos con los que armonizar sus caldos: pesto de tomates, hummus rosado, falafel o unos muy sorprendentes tacos de tofu agripicante (si no llegamos a leer el enunciado en la carta hubiéramos jurado que estaban rellenos de pollo). Platos sencillos, que no requieren grandes elaboraciones, pero que sientan de lujo a su divertida selección de vinos.
Una cuidada selección musical y el animado ambiente a media luz una vez llega la noche terminan por hacer único este wine bar, un lugar en el que van a pasarlo en grande todos aquellos que disfruten de la chispa y las buenas conversaciones que se generan con una copa de buen vino en la mano.