Los auténticos mojitos en la Bodeguita del Medio, la deliciosa ropa vieja, los espectaculares atardeceres en El Malecón o las hermosas playa de Varadero, son algunos de los excepcionales reclamos de Cuba.
Más de 7.000 kilómetros separan a Madrid de este destino paradisíaco al que todos, al menos una vez en la vida, deberíamos ir. Mientras llega ese día, podemos visualizar un futuro viaje a la isla paseando por El Retiro. Aunque pueda sonar extraño debes saber que en el parque madrileño, concretamente en la Plaza del Salvador, se encuentra la Fuente de Cuba, erigida por el gobierno de Primo de Rivera en señal de agradecimiento al monumento que el gobierno isleño levantó en 1929 en memoria del soldado español.
A pesar de su rápida construcción, la llegada de la II República hizo que la fuente cayera en olvido. No fue hasta dos décadas después cuando Francisco Franco quiso inaugurarla con motivo del 460 aniversario del descubrimiento de Cuba, el 27 de octubre de 1952.
Cuatros escultores trabajaron en la materialización e este monumento: la figura femenina, colocada en la parte superior de la fuente simboliza el país cubano y la creó Miguel Blay; por su parte, la figura de Isabel la Católica y la de Cristóbal Colón son fruto del trabajo de los artistas Juan Cristóbal y Francisco Asorey, respectivamente. Finalmente, las ornamentaciones de la fuente: la proa y la popa de la base del pedestal y las figuras que representan la fauna cubana y funcionan como surtidores son una aportación del maestro del realismo decimonónico, Mariano Benlliure.
Entre todos consiguieron dar forma a un monumento que representa la historia de Cuba y de la riqueza de su tierra, y que en su momento también suponía el reconocimiento a su constitución como república 30 años después de su independencia de España.
PARA COMPLETAR EL VIAJA A CUBA… VISITA A HABANA BLUES
Havana Blues (Santa María de la Cabeza, 56): Sin duda, la mejor dirección para comer el popular sandwich cubano de pan tostado con cerdo marinado asado, jamón, pepinillos, queso y mostaza. Aunque no es el único plato que justificaría la visita a este restaurante del barrio de Delicias: sus papas arrugás, la ropa vieja y su goloso batido de zapote han convertido a este pequeño restaurante en el predilecto de los que añoran la isla del Caribe.