Doli es el hermano ‘mayor’ de Haveli. Mayor porque llegó antes —abrió sus puertas en 2019— bajo la batuta del chef Singh Sukhwinder, que ha convertido ambos locales en la embajada del sabor del Punjab.
Una apuesta vegetal potente domina la escena de sus curris, aunque lógicamente deja margen a pavo, pollo y pescado —la triple P— para encandilar a Madrid con propuestas en las que los contrastes frescos, ácidos, lácticos y dulces están casi siempre presentes. Además de, como es lógico, una escala del picante comedida sobre la que conviene pedir ayuda previa para que no nos pasemos de bravos.
Para los poco amantes del riesgo, los platos Dhanshak, de picantes accesibles; para valientes, las opciones del vindaloo o del curry Madrás, ambos poderosos y presentes en opciones de carnes, pescados y verduras. Aquí nadie se queda atrás sin su toque spicy.
Todo ello en un ambiente muy acogedor y tranquilo, colorido pero sin suponer una explosión constante de cromatismo que, en este caso, nos sirve para centrarnos en platos llenos de sabor y frescura con los que tomar una panorámica de la cocina india.
Ideal para hacerse una idea completa de lo que significa la India en la mesa, desde el tandoori al naan; del curry a los biriyani, y del universo de los entrantes crocantes donde harinas de lenteja, garbanzo y miel nos demuestran que hay un mundo crujiente ahí fuera. Solo queda que vayamos a buscarlo al barrio de Salamanca.