’11 Nudos’, la terraza de Chueca que mira al Atlántico
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Alma de marineros y de vigías tenemos los madrileños cuando llega el verano y cantamos eso del ‘terraza a la vista’. Como un oasis de aire y cielo se abren ante nosotros, más deseadas cuanto más céntricas, como la que corona el último piso del Mercado de San Antón.
Capitaneada por la ginebra gallega Nordés, 11 Nudos se viste blanco y azul, al son de una cocina tan fresca y marina que va a ser difícil tener mucha morriña de la playa. Perfecta para un aperitivo de fin de semana, pero también para cerrar una noche en el centro dejando que el cielo de Madrid nos abrigue y coronada por una oferta culinaria que pone lo mejor del Atlántico en Madrid, podemos tener claro que 11 Nudos es el puerto franco que necesitamos en Chueca para un disfrute non stop, incluyendo su cocina, que no deja de funcionar mientras la terraza está abierta.
Capaz al mismo tiempo de deslumbrarnos con picoteos informales —su barra y sus mesas altas nos piden enrolarnos aquí a diario—, y también su coqueto comedor, diáfano y amplio, donde comidas y cenas se convierten en protagonistas, esta versátil terraza tiene todo lo que un madrileño le puede pedir a esas siete letras que siempre perseguimos.
Una oferta gastro con acento gallego y deje atlántico, siempre fiel también a la zona y su demanda de cierta vanguardia son los mástiles que sujetan gastronómicamente este espacio. La suya es una cocina razonable, sabrosa y que hace del producto la razón de ser, tanto para el que quiera deleitarse con cualquiera de sus tres ambientes: la terraza exterior y su barra, siempre animada; la terraza cubierta climatizada, si buscamos algo más de calma, o el salón interior con una gastrobarra donde la cocina atlántica demuestra toda su versatilidad.
Nuestros imprescindibles, reuniendo lo mejor de estas dos aguas, se centran en sus Bravas en dos cocciones (tiernas, crujientes y con picante más que interesante); su Arroz marinero con pulpo a la brasa —quién dijo que en Madrid no había arroces de categoría— o las infalibles Rabas de sepia (y su aliado, el alioli de pimentón), donde el reto está en no repetir ración porque realmente son adictivas. Para acabar nos decantamos por la Filoa de crema al Anís del Mono, mandarina y helado de café, un postre de fábula y perfecto para compartir que completa este recorrido por la costa Atlántica.
