‘Revoltosa Parque de Berlín’: picoteo del bueno, cenas y cócteles en la terraza más deseada
En una ciudad con tanta pasión por la gastronomía como Madrid, los platos estrella de la cocina mediterránea están al alcance de cualquier amante del buen comer. Sin embargo, no todos conquistan el paladar como lo hacen los de Revoltosa, el bar restaurante más gato de la ciudad, con dos exitosas sedes en el centro de Madrid: Plaza del Rey y Plaza de Santa Ana (calle Prado). A estas se suma ahora la de Ciudad Jardín, uno de los barrios más pujantes de la capital, donde están desembarcando en los últimos meses muchas de las marcas y cocineros más interesantes del momento.
Revoltosa se ha instalado en la mejor zona para el terraceo, justo al lado del Parque de Berlín. Aquí podrás desconectar después del trabajo mientras disfrutas de unas cervezas acompañadas -como la tradición manda- de su correspondiente aperitivo; o reunirte con familia y amigos sin que sea necesaria ninguna excusa. Revoltosa aprovecha al máximo su entorno y maximiza la experiencia al visitante con una estupenda terraza que, en temporada invernal, se adapta al clima cubriéndose completamente (sin que perdamos de vista el exterior) y climatizando el espacio.
Pese a que conserva parte del estilo industrial característico de sus locales, este Revoltosa presenta un look renovado en el que notamos cierto toque tropical. Se aprecia tanto en el papel pintado que cubre sus techos como en la tapicería de la sillas y sofás, o en los numerosos elementos decorativos que dan al salón una vida y color que atrapan. Igual sucede en la terraza, donde además vas a descubrir soluciones decorativas muy originales (botellas de vino y flores colgando del techo, paneles de rafia…).
Ahora sí, hablemos del menú
El nuevo Revoltosa da todo lo que esperamos de él y más. En su carta están todos esos bocados y raciones de taberna que gustan a todos, con la diferencia de que los productos con los que trabajan son de Madrid (claramente, quedan fuera los productos del mar) para contribuir, en la medida de lo posible, a la sostenibilidad del planeta. Por poner algunos ejemplos, las legumbres (salvo las alubias, que son de Tolosa) de sus pucheros de mediodía han sido cultivadas en la Comunidad de Madrid, las carnes proceden de la Sierra de Guadarrama y el vermú de grifo también es madrileño. Todas sus materias primas han sido seleccionadas según los criterios de calidad que ya son seña de identidad de la casa.
Vamos al grano. Una vez sentado en la mesa, si vas con intención de pedir diferentes platos para el centro y picotear de todo un poco, nuestras recomendaciones son: la Ensaladilla con copos de atún, gamba cristal y mahonesa de ostras, una versión elevada de este típico aperitivo, de sabor excepcional gracias a su toque a marisco; los Torreznos de oreja con salsa picante, una reformulación de este clásico que lo hace aún más adictivo; las Croquetas de leche de Madrid y jamón ibérico, una bomba de sabor; o los Callos a la madrileña como los de siempre, plato que no admite ni el más mínimo cambio porque ya de por sí es insuperable, y para el que seguramente pedirás un extra de pan para rebañarlo hasta que quede completamente limpio.
Puedes seguir disfrutando de la cara más informal del restaurante con sus bocadillos de calamares o panceta; o si eres incondicional de las burgers, con una Hamburguesa de carne de ternera de Madrid, que se sirve con mahonesa de picadillo, queso ahumado y rúcula. ¡Impresionante!
Y ya pasando a reuniones más formales, con un plato principal al gusto de cada comensal, hay que recomendar el Bacalao confitado con guiso de sus callos, chorizo y garbanzos, su Roast fish de lomo de atún con salsa de mostaza y puerros confitados, o la Chuleta de ternera de raza Tudanca. Si estos se producen a mediodía y en laborables, echa un vistazo al guiso del día, que está tremendo siempre, y se sirve en un puchero para que cada cual repita la cantidad que quiera.
Tener ese pedazo de terraza, situada además en una zona alejada del tráfico, convierte a Revoltosa en un destino muy aconsejable para las cenas. El espacio, la iluminación y el ambiente son tan perfectos que cuesta levantarse de la mesa. Para prolongar la estancia, nada mejor que pedir al equipo de barra que agite la coctelera para disfrutar de un mojito, una margarita o uno de esos daiquiris que preparan aquí.
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