Hace tan sólo unos meses que la revista Time Out nombró a Lavapiés como el barrio más cool del mundo. Entre sus competidores, zonas de ciudades como Seúl o Bogotá y otros más conocidos por todos como el barrio de Sant Antoni en Barcelona. Tal reconocimiento se debe a su bullicio, sus paseantes y sus locales y, por supuesto, ese encanto especial que conquista a los fanáticos del barrio y también a quienes terminan por casualidad en sus calles. Un je ne sais quoi que atrae cada vez a más a turistas que, además, cuentan con un buen número de alternativas para alojarse en pleno barrio.
Pura cultura en cada calle
No hay lugar a dudas. Lavapiés y sus aledaños son la zona de Madrid que concentra más obras de arte urbano en sus muros. Uno de los iconos del barrio es la Tabacalera, que derrocha carisma tanto en su interior -con las exposiciones temporales que acoge- como en su exterior, con un buen número de graffitis ocupando sus muros.
Otro de los grandes graffitis del barrio y, por ello, uno de los más fotografiados es la Estrella de Okuda, que se sitúa en la calle Embajadores. A esta obra se unen la gran cantidad de pinturas que decoran todos los locales de la calle Argumosa cuando se celebra C.A.L.L.E, el evento que durante un fin de semana llena de color la que es la vía más concurrida del barrio.
En este evento hay lugar, además, para los proyectos más reivindicativos, una de las características de Lavapiés. En esta línea, encontramos los murales que el popular colectivo Boa Mistura ha pintado en el Teatro Valle Inclán y en los alrededores del Museo Reina Sofía.
Locales para todos los gustos
Si hay algo que no falta en Lavapiés son bares y restaurantes. Desde las cervecerías y casas de comidas de toda la vida hasta nuevos locales que juegan con la cocina fusión que hace honor a las culturas que conviven en la zona. Todos ellos cohabitan en un equilibrio perfecto y se reparten mayoritariamente entre dos calles ya citadas: Argumosa y Embajadores. Precisamente en Embajadores encontramos uno de los centros que reúne a todos ellos y acumula a un buen número de parroquianos fieles: el Mercado de San Fernando.
A la oferta de locales gastronómicos se unen aquellos que a su propuesta foodie suman obras de microteatro, monólogos o jam session de todo tipo. Así, además de las cañas, el lado más cooltureta está garantizado.
Esencia de barrio en todas las esquinas
A pesar de que Lavapiés ha sabido adaptarse a las diferentes necesidades urbanísticas y ha ido alimentando su vanguardismo en los últimos años, una parte importante de ese magnetismo de Lavapiés está en su esencia de barrio. Desde los pequeños negocios de la calle Santa Isabel, por ejemplo, hasta la multiculturalidad que cruza la mismísima calle Lavapiés y llega hasta la plaza. Lavapiés derrocha personalidad en cada una de sus esquinas y eso es, sin duda, algo que ayuda