‘Raimunda’, la terraza más deseada está en un jardín histórico
Vegetación abundante, pájaros cantando, el sonido del agua fluyendo y un buen cóctel en mano. No, no es la imagen bucólica de ninguna película; es una escena de la que todos podemos ser protagonistas si nos sentamos en la terraza del restaurante Raimunda, ubicada en el jardín del Palacio de Linares, al lado de Casa América y en pleno Cibeles. Una terraza con una ubicación histórica en la que, además de disfrutar de un buen combinado, también se pueden degustar los platos del restaurante aledaño, especializado en la fusión de gastronomías latinoamericanas y españolas.
En el inicio del Paseo de Recoletos encontramos la puerta de forja que supone el paso a un auténtico oasis en medio de la ciudad. Y es que cuando uno llega a la terraza de Raimunda se olvida por completo de la bulliciosa calle que acaba de dejar atrás. Unas cuantas mesas alargadas se disponen para acoger comidas y cenas en grupo, y también unos cuantos rincones más íntimos que invitan a una copa en pareja al caer la noche. Una zona elevada sobre una tarima parece pensada para reservados, aunque está totalmente abierta al público. Un público que acude en masa todos los días de la semana (de ahí que tengan que duplicar turnos de cena los fines de semana). Y es que, no es de extrañar, Raimunda es calma, una de esas terrazas en las que apetece desgastar el verano en el mejor de los sentidos.
UNA OFERTA QUE SABE A LATINOAMÉRICA
Gracias a su abundante vegetación, la temperatura en este jardín está siempre unos grados por debajo de la registrada en las calles de la capital, lo que hace mucho más disfrutables las cenas que aquí tienen lugar. Respecto a la carta, es idéntica a la del restaurante de interior -cuya decoración no te puedes perder aunque te quedes en la terraza-, con mucha variedad para elegir y opciones para contentar a todo tipo de comensales. Entre ellos, numerosos platos para compartir, como las Patatas hojaldradas con salsa brava de chipotle, el claro ejemplo de esa fusión latino-española de la que hace gala el local de Recoletos. Estas son un buen comienzo para dar paso después a otros platos también pensados para el centro de la mesa como los Tacos de secreto ibérico al pastor o la Burrata de Puglia, con cherry confitado y pesto de maíz. Ojo también a su especial versión de la Ensaladilla rusa que aquí se prepara con boniato y tobbiko.
Como principales, imprescindible en todas las comandas es su particular versión de la lasaña: Lasaña crujiente de rabo de toro con boletus y trufa; sin desmerecer al Ceviche de corvina con mango y aguacate, un plato de lo más apetecible para las noches de verano. Y para los que se niegan a terminar la cena con un puntito dulce, se hacen indispensables su Crepa de cajeta (con bien de dulce de leche) y Huesitos indianos, para los amantes del chocolate.
En espacios así se hace indispensable contar con una buena oferta de cócteles que nos permitan extender la sobremesa todo lo que nos permitan. Conscientes de ello, el equipo de Raimunda ha diseñado una sugerente y muy completa oferta líquida que, al igual que su cocina, apuesta por los sabores latinoamericanos y algo exóticos. Destacan el Mojito Criollo, preparado con Ron, menta, panela, zumo de lima, soda y angostura, el Classic Pisco Sour (con pisco Demonio de los Andes, zumo de lima, sirope, de azúcar, clara de huevo y angostura) y también el Bramble, que gustará a los apasionados del gin -está preparado con ginebra, zumo de limón, azúcar y licor de moras- y los cócteles con mucho hielo frappé.
Y así, sin cruzarnos medio mundo y a solo un pasito del centro, descubrimos este tesoro con encanto latino que nos ayuda a tomarnos unas vacaciones de la ciudad, al menos mientras permanezcamos dentro.
