Todo un descubrimiento el de Las cuevas de Sandó: una coctelería, gin & vodka bar en lo que fueron unas antiguas cuevas del siglo XVI junto a la plaza de Santo Domingo (de ahí su nombre, Sandó), en pleno centro de Madrid. Se trata de una construcción que pertenecía a la Inquisición, sobre la que se levanta en la actualidad el hotel Mercure, y que ha sido transformado en un espacio vanguardista y chic: las cuevas conservan el ladrillo visto de la estructura original del edificio (aquí en verano la temperatura se mantiene unos 12 grados por debajo del exterior), al que han incorporado un pavimento de cristal con cables de fibra óptica de fulgurantes colores; una nueva forma de colorterapia.
Un espacio único en la capital que nace con vocación de after work para las oficinas de Gran Vía y alrededores, y cita obligada en la noche madrileña entre los aficionados a los cócteles. En la carta 17 ginebras, diferentes vodkas premiums y todos los combinados indispensables de toda coctelería. Aunque lo que aquí triunfa son las especialidades de la casa: mojito de flores, con licor de violeta, pétalos de rosa y flores (comestibles) de pensamiento; el Oro negro, con Vodka negro, hierbabuena y limón, y -el más reciente- Elixir, con ron, melocotón y sirope de rosas.
Para este otoño Las Cuevas de Sandó tienen previsto ampliar su oferta con música jazz en vivo para la noche de los miércoles y sesiones de DJs los fines de semana. Siempre que no coincida con alguna de las celebraciones que suele acoger el local, que también admite reservas para eventos y fiestas privadas.
*fotos: Alfonso Ondarroa