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‘Ciriaco Brown’, la coctelería que necesitaba Lavapiés

Laura Sutil

Difícil encontrar en el popular Lavapiés un rincón tranquilo en el que sencillamente dejarse llevar por una conversación interesante hasta las mil, sin tener que entregarse al baile y al bullicio. La cosa se pone aún más complicada si le pedimos a ese lugar que, además, nos sirvan copas y cócteles de primera. Pero de repente llega Ciriaco Brown y lo desmonta todo. Porque esta licorería castiza -así se autodenomina- viene a acoger a quienes estiran la velada pero a base de bien beber y, por supuesto, bien estar.

Goyo Solórzano tiene sobrada experiencia como profesional de la noche madrileña y cuando encontró este local en la calle Abades vio claras sus posibilidades. Convenció a su mejor amigo, Daniel Mangano y a su mujer, Marta Péllach y los tres echaron el resto en un local que engancha desde la primera visita. Ni un solo elemento decorativo -que se distribuyen sin miramientos pero dando donde más gusta- está dispuesto al azar. Tampoco lo está su nombre porque, tal y como nos cuenta Goyo, Ciriaco Brown jugaba a la realidad y la ficción allá por los años 40. Medio castizo, medio inglés; medio elegantón, medio canallita, y con un carácter guasón que gobierna la que ya es la licorería de moda en el barrio.

CIRIACO BROWN Moscow Mule con vodka, zumo de lima, sirope de azúcar

Como no podía ser de otra forma, Ciriaco, sus familiares, amigos y novias forman parte de la identidad del establecimiento. Sus fotos generan un interesante árbol genealógico que da mucho rollo a las paredes que se visten de tapices, retratos y telas estampadas. Nada, absolutamente nada de la estética de este local está de nuevas: todo tiene una segunda vida y absolutamente todo viene a contarnos otra historia. Como nos explica su artífice, la mayoría ha sido rescatado del Rastro y el interiorista Alfonso de la Fuente, ha sido el encargado de poner bonito el salón de la casa de Ciriaco, que ahora sentimos también como nuestro. Este salón, además, se divide dos espacios: el primero, el que nos encontramos nada más entrar y que tiene a la barra como gran protagonistas; y un segundo, al que se accede por unos escalones, al que han denominado Gunilla. Este segundo salón toma su nombre del personaje de la jet set marbellí en los años 80 y 90, a la que podemos encontrar entre las numerosas fotografías que decoran sus paredes; finalmente, la luz rosada que ambienta este espacio termina por otorgarle un ambiente algo más reservado y, por qué no decirlo, ciertamente picantón.

BEBER Y CHARLAR A TODO CONFORT

Gente que quiere beber y charlar, ése es el espíritu que quiere recuperar la licorería castiza de Lavapiés. ‘Recuperar el codo en barra y la conversación’, nos dicen desde el local. Porque el barrio adolecía de un espacio en el que estirar hasta las cinco de la madrugada simplemente hablando y tomando buenos cócteles. En esta coctelería todo acompaña y es que, tal y como nos cuenta Goyo, la música suena para apoyar las palabras. Una serie de temas conocidos por todos, ritmos elegantes y grandes voces que, sin embargo, pretenden ser el segundo plano de una conversación interesante.

CIRIACO BROWN Mai Tai con ron blanco, ron dorado, Cointreau, sirope de almendra y de violeta, zumo de lima y zumo de piña

Este espacio comenzó siendo un local de copas -a un precio muy apetecible para la zona, por cierto- y no aspiraba a convertirse en un referente mixológico en el barrio pero con el mimo que le ponen a todo, también han conseguido que opciones como su Pisco Sour sea absoluto best seller del local. Lo hacen con una receta algo secreta y de la que desvelan que, aparte del licor peruano, lleva zumo de lima, clara de huevo y sirope de orquídea. Tampoco se queda atrás entre los más pedidos el Mai Tai preparado con ron blanco, ron dorado, Cointreau, sirope de almendra, sirope de violeta, zumo de lima y zumo de piña y a su lado, el Moscow Mule con vodka, zumo de lima, sirope de azúcar, top de ginger beer y jengibre majado. En la licorería también disponen de cócteles de autor que se sustentan en las historias del protagonista del local y todos sus allegados. Teniendo en cuenta su amplio horario de apertura, aquí también se puede venir a tomar una caña al salir del trabajo o, por supuesto, un digestivo después de cenar. Hay cabida para todos.

Y este local que lo peta en Lavapiés se guarda una última sorpresa. Porque los domingos tiene un fiestón gay friendly y de rollo más bailongo que el original. Se trata de una fiesta privada a la que solo se puede acceder con invitación, así que no te desvelamos más de este divertido misterio que Ciriaco y los suyos se traen entre manos.

Y es que viendo cómo se las gasta Ciriaco Brown en su casa, a ver quién renuncia a vivir y beber a todo confort como hacía él en los años 40… ¡Nosotros no!

EL IMPRESCINDIBLE es su Moscow Mule por el toque inconfundible del jengibre, aunque su Pisco es hasta hoy el principal reclamo para muchos.

FÍJATE EN… Es imposible elegir un solo rincón al que mirar pero quizás uno de los más especiales es el rincón dedicado a las fotografías y los montajes y que es obra de los chicos de Yomuto, un estudio de diseño que se encarga de darle una segunda vida a algunas piezas de arte.

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