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‘Garaje Grill’, cocina americana con productos de aquí

Maria G. Aguado

*** ESTABLECIMIENTO CERRADO ***

Hablar de razas de cerdo (la Duroc, concretamente), de pimientos de Padrón –de los de verdad–, de pimentón de nuestra tierra, de verduras frescas y de cocina hecha al día, no suena en absoluto a restaurante americano. Pero con Garaje Grill, Maria Teresa, Eliza Arcaya y Alejandra Morrison lo tenían claro: querían un concepto informal de comida americana donde primara la calidad de la materia prima y la frescura de los alimentos, así como la tradición de su cocina. Vamos, comida americana bien hecha.

El primer plato que idearon para Garaje Grill, los Padrón poppers, encarnaban perfectamente ese mix americano-español que buscaban, una versión de los jalapeño poppers, tan de allí pero con nuestros pimientos rellenos de mozzarella. Fue el punto de partida para el desarrollo de una carta donde, sin ninguna duda, las costillas son las reinas después de que Alejandra Morrison, jefa de cocina, se enamorara de la carne de cerdo blanco Duroc. Decidió sacarle partido haciendo tres versiones de este plato: las costillas ‘el Garaje’, con una salsa barbacoa casera, patata al horno rellena de queso y bacon y ensalada fresca de col; las asiáticas, caramelizadas con salsa de soja y jengibre (también casera) y acompañadas de patatas fritas y col; y las ‘de la Vera’, una versión de la salsa brava algo picante y con el toque cítrico de la naranja fresca, acompañadas de puré de boniato y pimientos de Padrón. Una carne jugosa que se deshace y se separa sola del hueso gracias al cocinado a fuego lento durante 8 horas en un horno de leña de Hickory, traído de Estados Unidos. Compártelas para poder pedir de entrante los dips de queso con espinacas y alcachofas, una fondue cremosa con el toque de las verduras y acompañada de una salsa fresca de tomate Raf. Otra opción son los fingers de queso, cien por cien caseros y con un empanado crujiente de orégano. O los tequeños, rellenos de queso y membrillo, un guiño de la carta a la Venezuela natal de sus dueñas.

Otro de los tops es la veggie burger. Sí, en un americano pueden comer también los vegetarianos. Pero olvida las hamburguesas de legumbres a la plancha, ésta es en realidad un champiñón Portobello relleno de crema de queso y rebozado en tempura de cerveza. Crujiente y cremoso, ha conquistado también a los carnívoros.

Atención al postre, hay un crumble caliente de manzana horneado al momento que triunfa siempre. Pero si te vas a la carta de los niños (hazlo sin pudor), encontrarás dos batidos que son una obra de arte. El ‘Willy Wonka’, un batido de chocolate y caramelo coronado con nata, barquillos, un brownie de chocolate y algodón de azúcar casero, servido en una jarra transparente por la que resbala chocolate negro ya sólido por el frío. O el de galletas Oreo con topping de nata, galletas y algodón de azúcar, esta vez, con chocolate blanco sólido cubriendo la jarra. Le llaman ‘Alicia en el País de las Maravillas’. Los nombres no podían ser más acertados.

Garaje Grill es un sitio acogedor, otro punto diferencial con respecto al conjunto de americanos. Tiene elementos industriales que se relajan con la madera, el cuero y el buen uso de la luz, obra del estudio Las Dos Mercedes. Aquí todo cabe, precisamente como en un garaje, también la tradición y los recuerdos que han plasmado en los platos.

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