*** ESTABLECIMIENTO CERRADO ***
El local ha pasado a ser: LOPEZ & LOPEZ
En cuanto se levanta la verja del local el olor especiado atrae a quienes, de paso por Lavapiés o volviendo de una mañana en el Rastro, quieren saciar su apetito con un picoteo de otro continente. Mezcla genuina entre la imaginería mexicana y el clásico bar de barrio, La Antigua Taquería conserva las baldosas de terrazo y parte de la barra de metal de lo que antiguamente fue el Bar Máximo y lo reviste, sin caer en tópicos, con detalles traídos del país centroamericano, como las pequeñas frascas de vino convertidas en bombillas sobre la barra o una colección de botellas de Lulú, ‘el refresco con más onda de México’. Incluso cuenta con un espectacular mural inspirado en la iconografía del Día de los Muertos, obra del colectivo madrileño Bombardearte.
La especialidades de la casa aparecen escritas a mano en dos gigantescos espejos que sirven a su vez para dar amplitud y luminosidad a la estancia. El primero, sobre la barra, describe sus propuestas culinarias: tacos y quesadillas, básicamente. Tortillas de maíz y trigo, artesanales y hechas en Madrid, envuelven los guisos más reconocidos por los amantes de la comida del país azteca, como el alambre, el mole y la tinga de pollo o ternera. No faltan tampoco el huitlacoche, la flor de calabaza o el guacamole, y hasta recetas propias, como la quesadilla de huevo con trufa, toda una sorpresa. Aunque la lista es breve, todo lo que contiene es Mex-Mex, casero -aunque sus precios parezcan de fast food– y preparado con ingredientes recién traídos de los mercados del barrio; el resultado, buenísimo. Para acompañarlos, tres salsas con distinto grado de picante ponen a prueba todo tipo de paladares: la Habanera, la Verde y la imprevisible Chelito, preparada con chile seco y, por lo tanto, la de mayor intensidad, ¡tres calaveras!
En el apartado alcohólico, la Antigua Taquería dispone de algunas de las cervezas más conocidas de México (‘chelas’) como Pacífico, Modelo o Corona, que se pueden pedir solas o combinadas con tabasco, jugo de lima recién exprimido y los distintos aderezos que dan lugar a las tradicionales micheladas. Si no, siempre queda la opción de la caña o el vermut de grifo, más castiza y también efectiva.
Ya en el segundo espejo-pizarra, una exigente selección de tequilas de importación y los cócteles en que lo emplean: Margarita, preparado siempre en coctelera delante del cliente, Jamaica y Tamarindo, más ‘suavesitos’. Y para una experiencia más completa, el mezcal reta a los más osados. Solo hay que dejarse fiar del equipo tras la barra, ellos te enseñarán cómo degustarlo.