Tener un rincón favorito en la ciudad es algo muy subjetivo pero, sin duda, este vecino de Chueca es un sitio de esos que atraen a gente especial. Así es Faraday, un espacio en el que se dan cita la música, el café y el buen gusto. O, siendo más concretos, un hogar en el que encontrar una selección muy personal de vinilos, tomar un buen café con trufas de chocolate y quedarse prendado de las cosas bonitas que tienen a la venta.
Rodrigo Caretti y Michelle Balietti son la pareja que imprime fuerza y ganas a este proyecto. Llegaron desde la bulliciosa Buenos Aires para instalar este pequeño remanso de paz en la calle San Lucas. Y es que la historia del local comienza hace unos cuantos años, cuando Rodrigo y Michelle se conocieron trabajando en una tienda de discos. Un encuentro un tanto cinematográfico que, con el paso del tiempo, dio lugar a esa ecléctica idea que hoy es Faraday.
Ella viene del mundo de la fotografía y la cerámica. Él es ilustrador y músico. ‘Queríamos tener una tienda juntos en la que hubiese sitio para todo. Queríamos tener una tienda bonita y ese es el germen de Faraday’, comenta uno de los propietarios. A todos estos ingredientes que aporta cada uno de ellos, se sumó el interés de la pareja por el café; un mundo del que han tratado de empaparse antes de abrir sus puertas. Así, han creado esta ‘sinergia entre tres pilares’, como ellos mismos comentan. Y al fin nació Faraday, un espacio con dos plantas: la de abajo que ya funciona a pleno rendimiento y una superior aún diáfana y en la que prevén hacer sesiones diurnas con DJ’s o, a medio plazo, convertirla en un improvisado estudio de radio. Un lugar desde el que ‘balconear’, en palabras de Rodrigo.
LA MÚSICA
Rodrigo es quien pone el ritmo en el corner de vinilos -‘al fin una moda buena’, dice él- y renueva continuamente su selección. Como melómano confeso, es quien busca los discos e intenta que haya un hilo conductor, aunque reconoce que hay gran variedad de géneros -jazz, música negra, electrónica no comercial-. Todos ellos están a la venta y se pueden poner en el tocadiscos que hay en la tienda y del que proceden las melodías que la ambientan. Sí, el concepto romántico de la rocola se ha instalado en Madrid. Es él también quien se encarga de poner las letras aquí, con una serie de ejemplares de la editorial Caja negra, centrada en ensayos sobre música, cine, filosofía…
LAS COSAS BONITAS
Por su parte Michelle pone su arrolladora personalidad al servicio de los detalles. Se encarga de la parte de tienda de Faraday en la que podemos encontrar desde elementos de cerámica -una de sus grandes pasiones- hasta bisutería y objetos decorativos antiguos que proceden de mercadillos. ‘Siempre he sido muy de buscar objetos curiosos’ y, a juzgar por lo que vemos, los ha encontrado. ‘Cambio todo el rato la tienda porque lo que hay aquí es lo que me sale de dentro. Además, los objetos son únicos. Cuando se agotan, no los reponemos; buscamos otros.’, confiesa Michelle. Ella, junto a Rodrigo, ha sido la encargada de decorar el espacio con una suerte de mesas y sillas vintage que, aunque todos quisiéramos llevarnos a casa, no están a la venta. A los muebles les acompaña una buena colección de plantas que aparecen en cada rincón de la tienda.
EL CAFÉ
Por último, hablemos de café. En concreto de café de especialidad que es el que se sirve en Faraday. Para obtener granos de calidad acuden a los chicos de Toma café que son quienes lo tuestan. Dentro de su carta cuentan también con cafés de filtro, una cultura cafetera poco instalada en nuestro país. El punto dulce lo ponen unas trufas de chocolate belga llegadas de una chocolatería del barrio y que son ese pequeño complemento que apetece con un buen café. Para quien prefiera una mayor porción edulcorada, también tienen bizcochos y brownies caseros. Todo ello presentado con la delicadeza que potencian en Faraday. Para quienes opten por el té, también lo pueden encontrar aquí. De hecho, trabajan con una empresa de Barcelona que lo trae directo de China y Japón.
Y así, sustentada en tres pilares, que son tres pasiones, nos explican el por qué del nombre de esta tienda/cafetería. ‘Michael Faraday era más inventor que científico, un espíritu autodidacta, un creador y un tipo curioso’, un perfil que inspira a Michelle y Rodrigo. Un concepto que lleva consigo una forma de entender la vida. Faraday es, con la subjetividad que implican los lugares favoritos, un rincón para descubrir, crear, curiosear, sentirse cómodo y rodearse de buen rollo.
EL IMPRESCINDIBLE una trufa de chocolate clásica con su café latte mientras eliges la música que quieres que suene en el tocadiscos.
FÍJATE EN… Todos y cada uno de los muebles de este local. Aunque declaramos nuestra predilección por una mesa negra con toques de color geométricos que, como el resto del mobiliario, procede de un mercadillo. Se encuentra justo en el centro del espacio, así que la descubrirás fácilmente.
*Fotos: Paco Montanet