Los mismos ingredientes de siempre, pero en un ambiente más “juvenil”, como les gusta decir a ellos. Velarde 13 en Malasaña con sus básicos de toda la vida, sin hacer ninguna concesión. Apostando por las croquetas cremosas, las zapatillas de infarto, las empanadillas caseras, los auténticos pimientos de Padrón y un par de recetas nuevas que siguen estando al nivel.
Alejandro Martínez ha querido acercar los clásicos del Melo’s de Lavapiés a la calle Velarde. Esta vez, con carteles de películas y series como ‘El Padrino’, ‘The Office‘ o ‘El Silencio de los Corderos‘ en sus paredes y un mural de la artista Udatxo frente a la barra que reproduce una fotografía de la vecina Plaza 2 de Mayo de los años 60. En los altavoces, mucha música de los ochenta, que ayuda a ambientar unas mesas que casi siempre están hasta arriba.
LAS ZAPATILLAS DE LACÓN Y LAS BRAVIOLIS DE ‘EL PARADOR’
Además de las clásicas zapatillas de lacón, Velarde 13 añade otros platos a la carta. El primero de ellos son las patatas bravas (‘Braviolis’, como figuran en la carta), que elabora tal y como se hacían en el legendario bar El Parador, cerca de los bajos de Moncloa. Ellos le meten una salsa brava original y un alioli hecho de ajos asados muy lentamente. Una exquisita finura. Lo segundo es su tarta de queso, una versión del postre que dio a conocer el restaurante La Viña de San Sebastián, aunque aquí lo hacen con sus propios quesos.
Y, claro, las zapatillas con pan de hogaza del Museo del Pan Gallego, lacón a la plancha y queso de tetilla fundido. Todos los proveedores son los mismos que tenían Ramón y Encarni, los primeros propietarios de Melo´s. Las croquetas de lacón han conseguido que no sean tan líquidas, que ganen levemente en cremosidad y sabor. Eso sí, sin perder la identidad que las hizo populares.
A las doce de la noche, cuando llega el fin de semana, la intensidad de las luces disminuye, se sube el volumen del equipo de música y empiezan a salir de la barra cañas y cócteles. Muchos dobles de barril, tercios de todo tipo y copazos, como indican en la breve hoja que hay repartida por las mesas. Entre ellos hay mezclas de fantasía a las que le tienen pillado el punto. Es el caso de un Moscow Mule, clásico y bien ejecutado; un Old Fashioned con bourbon o un Strawberry Fields, la bebida con vodka y fresas creada por la bartender norteamericana Trina Nishimura.
Malasaña necesitaba algo de la identidad que Lavapiés le había robado estos últimos años. Y qué mejor que revivir al Melo’s, historia del tapeo madrileño.