‘Cafebrería Ad Hoc’, el café librería más total
En México se aplica el término cafebrería para denominar a las librerías donde el público puede también tomar un café, té o incluso algo de comida. Además de la venta de libros y el servicio de cafetería, las cafebrerías son lugares donde tienen lugar todo tipo de actividades culturales. Aunque en Madrid contamos con diversos cafés librerías, Cafebrería Ad Hoc en el barrio de Argüelles es la primera que responde al concepto original mexicano. Al frente de ella encontramos a Lola Vives, escritora creativa, y a su socio Nacho Casares, artista, diseñador y publicista, que decidieron trasladar a Madrid este singular proyecto después de una breve, pero muy exitosa etapa, en Pozuelo. Su objetivo desde el principio fue claro: brindar a la ciudad una propuesta de calidad orientada a los libros y al arte, pero en un espacio acogedor donde también apetezca quedarse a disfrutar de un café calentito, buenos vinos y deliciosos bocados. Y, la verdad, lo han conseguido con creces.
El espacio, diseñado por el estudio de Aurora Gómez, tiene una muy acertada estética que combina lo vintage e industrial, lo que unido a la calidez que proporciona la madera, las numerosas plantas naturales y una concienzuda selección musical, invita a pasar en él horas y horas. Sabiamente repartido en tres alturas, la cafetería ocupa la planta a pie de calle. En la entreplanta encontramos un coqueto salón, con mobiliario de diferente procedencia y estilo, que cuando no acoge algún evento o presentación, sirve de prolongación de la cafetería de la entrada. Aquí también es donde se exhiben la mayor parte de las obras que componen las exposiciones de arte que programa Ad Hoc. Finalmente, aunque encontramos expositores por todo el local, la planta de arriba es la que cumple más estrictamente la función de librería. En ella se ha dispuesto también de un espacio destinado a cursos y talleres de escritura.
Pero la razón por la que nos ha conquistado la Cafebrería Ad Hoc no es solo haber conseguido un lugar fotogénico. Su selección de libros es encomiable y abarca todo tipo de géneros: narrativa, relato, poesía, ensayo, ilustración, literatura fantástica, infantil… Su objetivo no es tener un número de títulos colosal, sino un catálogo selecto con las obras más sugerentes de la literatura contemporánea más un buen puñado de clásicos y ediciones especiales para aquellos que aún disfrutan con la lectura y aprecian el valor del papel. A estos también se dirigen las numerosas actividades culturales se llevan a cabo en la cafebrería, como los talleres de poesía, las exposiciones de arte o las presentaciones de libros. Estas últimas son las favoritas de Lola y Nacho porque permiten reunir a autores y lectores en un espacio agradable y cómodo mientras disfrutan de un café o un vino, algo que difícilmente pueden ofrecer las librerías convencionales.
A todo esto le acompaña una apetecible carta de bocados, dulces y salados, cuyos nombres rinden homenaje a los grandes clásicos de la literatura. Cheese Prejudice o Muerte por Chocolate son, por ejemplo, los nombres de algunas de sus propuestas más golosas que adquieren diariamente a la legendaria pastelería La Oriental. Cookies, magdalenas y otros productos sin gluten completan su oferta para desayunos y meriendas, mientras que para el aperitivo sugieren sandwiches, minihamburguesas y otros platillos que sientan de lujo a su selección de vinos y cervezas artesanales.
Pero eso no es todo. En la Cafebrería Ad Hoc también puedes encontrar discos de segunda mano y artículos de regalo (imanes, peluches, tazas, tote bags… ) traídos expresamente para los aficionados a la lectura que no van a encontrar un Madrid un espacio igual. Un café librería en el que apetece quedarse a vivir; un espacio cultural total.
