3, 2, 1… comienza la cuenta atrás. Solo hay 60 minutos para intentar salir de una habitación llena de misterios, de candados sin abrir, de puertas cerradas, de mensajes ocultos y de pistas que conducen a algún sitio. Pero… ¿dónde? Eso es precisamente lo que tienen que averiguar quienes se animan a participar en la actividad de ocio para grupos de entre 2 y 5 personas más de moda en la ciudad: los juegos de escape o escape rooms. Una tendencia que surgió en Budapest hace unos cuatro años y que se ha extendido por Europa como la pólvora.
Aquí en Madrid se cuentan con los dedos de las dos manos las empresas que lo están desarrollando en la actualidad y, aunque todas parten de la misma idea, cada una tiene una tematización diferente y sitúa al jugador en un lugar distinto de la historia: un búnker de la Guerra Fría, un apartamento de un antiguo alquimista, una sala de museo… Para salir y resolver el misterio, lo único que se necesita es ingenio, mucho trabajo en equipo y pistas, facilitadas por los game masters en caso de ser necesarias para salir de algún atasco y continuar con el juego.
Una de las primeras en instalarse en la ciudad fue Parapark (Manzana, 15 <M> Callao / Santo Domingo / Noviciado), presente también en Barcelona y Vigo. La sede de Madrid tiene dos salas con dos pruebas de diferentes niveles de dificultad, y una de ellas es ‘Experimento número 5’, que sitúa a los jugadores en un laboratorio que ensaya con animales en la Unión Soviética; y eso es lo único que se puede contar. Eso, y que es de las más recomendadas para los no iniciados por su nivel de dificultad media.
Igual de recomendable Fox in a Box (Infantas, 25 <M> Chueca), que ha dado una vuelta de tuerca al juego con lo que ellos denominan ‘live escape game revolution’, con dos salas totalmente ambientadas en relación al tiempo y al lugar donde se desarrolla la acción y una vestimenta adecuada para cada participantes. O The Rombo Code (Fernández de los Ríos, 70 <M> Agüelles / Islas Filipinas) que alberga tres salas con historias ambientadas en el Madrid antiguo han pasado ya más de 4.000 personas. No podemos pasar por alto Enigma Exprés (Plaza Condesa de Gavia, 3 <M> Alvarado) o Exit Game (Caracas, 15 <M> Alonso Martínez / Rubén Darío), una de las que marcan un poco la diferencia, porque ofrece seis minutos más al contador habitual para salir de la habitación, y porque fue una de las primeras en introducir el modo ‘combate‘ para participar por equipos: misma tensión, mayor competición.
Para que nadie se sienta frustrado, hay que decir que alrededor de un 40% de los participantes no consigue salir de la habitación -ni siquiera con pistas-; pero que nadie se agobie, porque la puerta se abre al finalizar el tiempo. O antes de que termine si es necesario porque, para casos de emergencia, existe un botón del pánico que cualquiera puede pulsar desde dentro de la habitación; lo más curioso es que casi todos los que lo han hecho, ha sido para ir al baño.
Eso sí, sea cual sea el final, todos muestran su satisfacción. Y eso es casi como un triunfo, porque ese es el objetivo de este juego basado en la filosofía de la teoría del Flow o la Experiencia Óptima, formulada en los años 70 por el profesor de psicología Mihalyi Cskszentmihalyi. Lo que viene a decir es que una persona alcanza este estado cuando está completamente absorta en una actividad en la que está disfrutando plenamente y que hace que el tiempo pase volando. Justo como ocurre en las escape rooms. Y eso mismo es la felicidad, al menos durante 60 minutos.