Soledad Ortega se encuentra al frente de esta librería de Malasaña y afirma que el nombre que le pusieron al local tiene que ver con una cierta vocación inconformista, ya que, en lugar de quedarse con ‘el pájaro en mano’ –es decir, con lo que ya tenían–, decidieron apostar por el ‘ciento volando’, en un momento nada fácil para los libreros (si es que alguna vez lo tuvieron menos complicado).
En esta librería de la calle Divino Pastor la idea es que quien vaya se sienta como en casa, y lo consiguen gracias a su trato cercano, a la preocupación por orientar al cliente y por sugerirle títulos cuando no lo tiene demasiado claro, poniendo en valor el oficio de librero y la labor que han desarrollado siempre las librerías de proximidad. Allí podemos encontrar una buena selección de novela –tanto novedades como clásicos– y de ensayo (histórico, político, psicología, cine, música…), así como guías de viaje y una zona independiente dedicada a la literatura infantil y juvenil.
Ciento Volando es la primera librería que abre en Madrid Infobibliotecas, una empresa gallega especializada en el suministro y gestión de fondos documentales en cualquier idioma y formato a Bibliotecas y Centros de Documentación, como por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid. Así que, aunque Ciento Volando es una librería abierta a todo el mundo, también es, en parte, la librería de las bibliotecas, y su apertura tiene que ver con la necesidad de contar con un escaparate para que éstas pudieran ver in situ las novedades editoriales. Es por eso que Ciento Volando no está distribuida exactamente como una librería al uso, sino más bien como si fuese una pequeña biblioteca.
Además, y como en toda librería que se precie, cuenta con un programa de actividades para todos los gustos: un día del té y un día del té con lectura, tertulias literarias para adultos, clubes de lectura, mini conciertos y conferencias de músicos, artistas y actores, así como talleres y tertulias literarias para niños todos los viernes por la tarde y sábados por la mañana.
Desde luego, el espacio en el que se han instalado, tiene encanto. Un local amplio, lleno de luz, en el que además de hojear y comprar libros, se puede ir a trabajar con el portátil o a tomar un café. Querían crear un espacio en el que al público le apeteciese estar y quedarse a pasar un rato, y lo han conseguido.