‘La Tapicera’, del Rastro a la tele

El boom de lo vintage y los muebles antiguos está vinculado irremediablemente a una profesión muy artesanal: la de tapicero, esa persona encargada de hacer que piezas antiguas luzcan como nuevas, sea cual sea su edad. Alejandra Aguilar es una de las que todavía se dedican a este oficio, diseñadora gráfica que desde pequeñita ha crecido entre telas y máquinas de coser en la Tapicería Aguilar, el taller que sus padres tenían en Hortaleza. Ahora tiene el suyo propio, La Tapicera, en plena zona del Rastro. Y gracias al diseño y la singularidad de sus llamativas piezas, ha llegado hasta la televisión, convirtiéndose en una de las tapiceras más solicitadas por las productoras de la capital; y a pesar de todo, sus precios siguen siendo asequibles para cualquiera.

Todo empezó con un ‘reinventarse o morir’ ante el notable descenso de clientes; porque resulta que la tendencia de comprar cortinas a medida para confeccionar por encargo casi ha desaparecido. Así que decidió que lo primero que debía hacer era cambiar de ubicación, y qué mejor que instalarse allí donde sabía que había clientes; es decir, justo al lado de anticuarios y tiendas de mobiliario retro para restaurar. Y así lo hizo.

Después de la ubicación, el concepto de venta era la otra cuestión a revisar. Su apuesta fue la personalización de muebles y los estampados llamativos: sillas, sillones, sofás, descalzadoras, pantallas para lámparas… Y parece que no se equivocó, porque esta elección la ha llevado a ser la tapicera de cabecera del decorador Pepe Leal, quien le pidió que le acompañara durante su participación en el programa ‘Reforma sorpresa‘ que emitió Cuatro en 2010. El apelativo con el que se la conocía por aquel entonces, ‘la tapicera’, le sirvió para bautizar a su negocio, y no ha parado de realizar proyectos para cine y televisión; el más reciente, los sillones azules en los que se sientan los invitados en ‘Sálvame Deluxe’, el programa conducido por Jorge Javier Vázquez en Telecinco.

Más de 50 estampados singulares

Y por fin llegamos a las telas, el detalle más importante a tener en cuenta por ser lo primero que entra por los ojos. Las suyas son llamativas, muy coloristas y con estampados imposibles, diferentes de conseguir y lejos de parecerse a los de cualquier catálogo que se pueda encontrar en unos grandes almacenes o multinacionales de la distribución. Al principio las importaba de EEUU, África y Japón; ahora solo compra producto nacional, localizado entre colecciones antiguas e incluso ya descatalogadas. En tienda cuentan con un stock de más de 50 estampados singulares (figuras geométricas, diseños florales, palmeras, objetos retro, animal print, cómic…) además de los muestrarios por catálogo. Y en todo tipo de tejidos: loneta, chenilla, terciopelo, tapicería, polipiel, cuero…

Las rarezas y lo descatalogado son su sello de distinción, un punto fuerte que a veces puede convertirse en inconveniente, ya que trabajar con productos que ya no se fabrican implica contar con cantidades muy limitadas y con un stock que se agota con facilidad. Es por eso que han decidido lanzar su propia línea de diseño, en la que han colaborado algunos ilustradores y diseñadores gráficos. En trabajos por encargo hacen casi de todo, hasta estampación digital y vinilos, e incluso cuentan con un área de fabricación de muebles a medida y restauración, liderada por Juan Carlos Escudero, con piezas que cada domingo de Rastro exponen en la tienda para vender al público que transita por la zona. Y es que aunque ya casi no se confeccionan cortinas, La Tapicera ha sabido encontrar diferentes alternativas tomando como base las telas y el tapizado. Nadie como ellos para convencernos de que la vida tapizada, luce mucho mejor.

*Fotos Álvaro de la Fuente