Entras a echar un ojo y desayunar tranquilamente, sin más pretensiones que la de elegir entre muffin o croisant, y te sorprendes a ti mismo comprando una lámina de Sergio Mora o una lámpara de Rosswell. La Fiambrera es así, una galería de arte, librería especializada en ilustración gráfica y café en el corazón de Malasaña que atrapa a todo el que se asoma a su ventanal.
Las artífices de su existencia son Maite Valderrama y Ruth López-Diéguez, dos museógrafas de profesión que lo han dejado todo por llenar esta fiambrera de experiencias y cosas bonitas; aunque más que la estética, lo que prima es la calidad y el proceso artesanal y creativo de cada pieza, sobre todas las cosas.
A la entrada se sitúa la librería, un rincón no muy grande pero en el que cabe mucho, y todo relacionado con la ilustración, la cartelería y el diseño en múltiples soportes -cómic, novela gráfica, narrativa ilustrada- y de diferentes temáticas (gráfico, textil, industrial, complementos). En el centro de la habitación cuentan con una sección dedicada a la cultura popular, que contiene desde publicaciones sobre tribus urbanas, tatoos o música, hasta piezas de joyería artesanal firmadas por Rebel Rivel. También hay sección infantil y, como en casi cualquier librería, se pueden hacer pedidos por encargo de otras publicaciones que no tengan en ese momento. Pero lo verdaderamente importante es que este es un espacio de representación permanente de los artistas y diseñadores que pasan por la galería de arte del local.
El café está junto a la librería, con ventana a la calle desde donde se ven y casi se pueden oler las tartas caseras y la bollería recién horneada en el pequeño obrador del local, una opción a tener en cuenta a la hora del desayuno y la merienda. Pero La Fiambrera también sirve aperitivos salados, como conservas, quesos, embutidos y fiambres, que recomiendan acompañar con cervezas artesanales. Una oferta que completa con la selección de productos gourmet para llevar a casa: chocolates de autor de Pancracio, aceites de La Chinata o las especialidades finlandesas de Lisko Market.
La tercera zona es la galería. Ocupa la mayor extensión del local hacia el interior. Y es quizá la zona con menos complejos artísticos de todas, porque contiene desde piezas restauradas de El Afilador, mobiliario y piezas de Madlab y las vírgenes de Props Malasaña, hasta pinturas de Fernando Vicente , ilustraciones de Ed Fotheringham, láminas de Derek Yaniger, máscaras mexicanas de Luka The Pau, joyería de Susana Espaiub,a o incluso moda vintage procedente de EEUU.
Pero no son los únicos, porque el listado de artistas y piezas que acoge La Fiambrera es amplio y original; de hecho comercializa en exclusiva las porcelanas y cerámicas hechas a mano de Uhaala, luminosos de Rosswell, bolsos de Lautem o los utensilios de cocina hechos en madera de David Santiago. Y todavía esconde alguna sorpresa más: su planta baja, un espacio abovedado de ladrillo visto, al estilo de los speakeasy neoyorkinos, que se alquila para organizar eventos privados, encuentros o presentaciones diferentes.
Todo esto es La Fiambrera, un contenedor de experiencias singulares, visuales, gráficas e ilustradas, que ha venido con la intención de despertar la creatividad y abrir la mente a golpe de buenas propuestas desde este rincón de Madrid.
Desayuno 2,80€. Café con leche 1,50€. Botellín de cerveza 1,80€
De martes a viernes 10:30 a 14:30h y 16 a 21h. Sábados y domingos 12:30 a 21h
Noviciado / Gran Vía
917046030