A veces nos topamos con negocios que, más que trabajos, podrían calificarse como auténticos modos de vida. Si no, que le pregunten a Raúl López, quien decidió cambiar la oficina del departamento de tecnología de un banco por el más colorista e inofensivo mundo de las flores. De las ganas de cambio y un cada vez más exhaustivo acercamiento al oficio de las plantas, nació Florea (Quesada, 2 <M> Iglesia), que además de su tienda online, cuenta ahora con un espacio físico a unos metros de la alegre Plaza de Olavide.
Su objetivo es claro: alejarse del concepto de floristería tradicional para ofrecernos una propuesta diferente y dirigida a ese público amante de las pequeñas cosas pero bien hechas. Aquí, las coronas escasean y jamás veremos grandes ramos multicolores reposando sobre las baldas de su fachada.En Florea defienden la belleza de las cosas sencillas y un estilo campestre acorde con las casas de hoy. Así, por poco más de dos euros puedes llevarte una de sus ‘suculentas’, plantas que requieren pocos cuidados como el cactus, el aloe vera o la crassula. ¿Su producto estrella? Los ramos de flores secas –solo los podrás encontrar aquí–, seleccionadas según el gusto del comprador y envueltas cuidadosamente en papel de estraza, provisto de una cuerda para que pueda colgarse en alguna estancia de la casa, brindándole un aspecto naíf y rústico. Cabe decir que casi todas sus plantas son nacionales y llegan de ciudades como Murcia, Chipiona o Valencia. Eso sí, al renovar su catálogo cada pocos días según disponibilidad y con el fin de vender siempre al mejor precio, en Florea se compran flores de temporada.
No solo su fachada repleta de plantas aromáticas (salvia, orégano, cebollino, eneldo) y flores de todo tipo llama la atención del viandante. Basta con poner un pie en el interior del local para darse cuenta de Florea no es otra floristería más de barrio. Todo aquí es reciclado y construido a base de trabajo manual, siguiendo los principios de DIY y la tradición verde y eco que envuelven al proyecto. Así, los más curiosos verán que las estanterías están hechas a partir de bancos de parque; el revestimiento de la pared, de una antigua verja de construcción, y el resto de baldas a partir de palés de madera. Además, en la puerta tienen siempre una garrafa de agua con limón, hielo y menta para aquellos que lleguen con sed, un detalle que sin duda se agradece en los calurosos días madrileños.
Además de la tienda online de su web y del espacio de Chamberí, también tienen un kiosco de tulipanes en el Mercado de Motores y trabajan por encargo para bodas, celebraciones y otros eventos. Todo sea por alegrarnos un poco la vista.
Tulipán 1€. Sobre de flores secas 10€.
Lunes (16 a 21h), de martes a sábado (11 a 21h), y domingo (11 a 15h)
Iglesia
91 002 48 01
* Fotos Paco Montanet