Cuesta para arriba, calle para abajo, tapeo en el mercado, visita al Palacio Real y vuelta a empezar, que aún nos hemos dejado cosas por ver. Pasearse por el Madrid de los Austrias (tanto para los turistas como para los mismos madrileños) siempre es mágico, pero hay que reconocer que da un poquito de hambre. Y con esas aterrizamos en un pequeñísimo local donde hacer un alto en el camino bien dulce y. sobre todo, original. Hablamos de Isla Cake y de su propuesta llegada directamente de Taiwán a la calle de las Fuentes 6.
Isla Cake es un espacio de apenas 4m2 con un aura -cuanto menos- curiosa: en las paredes de la entrada rebosan plantas y flores en forma de jardín vertical, el interior es todo de madera, rollo japonés, y una de las paredes está llena de posits de colores con mensajes (muchos escritos en varias lenguas asiáticas) donde nos podemos animar a dejar nuestra huella. El día 1 de marzo de 2020, sin saber la que se nos venía encima, la pareja de Wen Xu (pekinés) y Hui Ling Huang (taiwanesa) decidió abrir un proyecto en honor a su cultura: un espacio al que traer imagawayaki, postre típico de la isla de Taiwán, y el curioso bubble Tea, un té de burbujas muy poquito visto por Madrid.
IMAGAWAYAKI O ‘PASTELES DE RUEDA’
Wen y Hui Ling llevaban viviendo en la capital española un buen puñado de años, pero cuando tuvieron claro que querían dar a conocer estos deliciosos postres taiwaneses rellenos y con olor a pancake, ella retornó a su exótica isla para aprenderlo todo paso a paso y conseguir elaborarlos de la forma más fiel y artesanal posible. La traducción al castellano que ellos han hecho de este bocado es ‘Pastelitos de rueda’, y es que se preparan en una placa caliente llena de círculos huecos parecidos a las ruedas de un coche, con el tamaño de la palma de una mano. Entre los dos, con el cuidado y la meticulosidad heredada de Asia, preparan con cariño cada pastel. Hacen la masa cada día artesanalmente, por lo que siempre la tienen bien fresca y recién hecha en la nevera del local esperando a ser cocinada.
¿Pero cómo hacen realmente estas pequeñas bombas de sabor? Primero encienden la placa y, una vez está caliente, añaden la masa líquida en varios de sus círculos. Empiezan a moverla suavemente con una paleta para que vaya cocinándose y cogiendo forma. Después le ponen una bola del relleno elegido y cuando ya está bien integrado vuelven a ponerle masa líquida encima para que quede cerrado. Para terminar lo sellan en caliente plasmando el logo de Isla Cake en la parte de arriba de cada uno.
Para el relleno nos enseñan una carta bien variada de dulces y salados entre los que elegir, donde la gran mayoría están, de nuevo, hechos con sus propias manos. El más típico es el de Frijoles rojos, que recuerda un poco a los Dorayakis, ese clásico pancake japonés relleno con pasta de alubia dulce (el preferido de Doraemon). También tienen relleno de Té Matcha, súper cremoso y original que, si se quiere, puede mezclarse con el de frijoles y le da un toque diferente y muy sabroso. Le sigue en popularidad el de Mantequilla, a base de mantequilla, leche en polvo y azúcar (típico de Taiwan, dulce pero buenísimo), y el de Chocolate, el más popular entre los niños. No falta el relleno de Sésamo Negro, tan típico en postres asiáticos, u otros sabores menos comunes, como el de Frambuesa (con un toque ácido y frutal), el de Leche Crema pastelera con tapioca o el de Crema de vainilla, que lo hacen en formato frío como especial de verano. ¿Lo mejor? Pasarse por su local y pedirles recomendación, ya que los sabores pueden ir cambiando según la temporada y no siempre tendrán los mismos.
En el bando de los rellenos salados no son tan populares, pero merece la pena probarlos y es una buena opción antes de zamparnos los más dulces. De momento aquí encontramos solo 3 sabores: Atún con queso, Queso picante y Kimchi. Ojo con este último: lo elaboran casero fermentando ellos mismos el kimchi y según nos cuentan pica bastante, ¡así que no es apto para todos los paladares!
BUBBLE TEA, O EL TÉ FRÍO CON SORPRESA DENTRO
Para que los pastelitos bajen bien al estómago encontramos una buena carta de bubble tea. Un té frío bastante peculiar que es otro clásico de la isla y que aquí elaboran de muchos sabores diferentes. La elaboran también en el momento, y básicamente se trata de mezclar uno de sus tés con leche. ¿La sorpresa? Según clavas la pajita y empiezas a beber suben a tu boca unas burbujas o perlas de una textura a la que no estamos muy acostumbrados por aquí. Son unas pequeñas bolas que hacen en una máquina con tapioca de yuca, agua y azúcar. Uno de los que más piden es el Bubble Tea con azúcar moreno con leche y perlas. Pero en su carta encontramos otras opciones interesantes, como el Bubble Tea verde con azúcar moreno, el Bubble Tea con leche y gelatina de coco, Bubble Tea con leche y gelatina de café, Bubble Tea verde con yogur u otros más frutales, como la Infusión de calabaza taiwanesa con limón o el Té verde con maracuyá. Le siguen otros como el Té con leche de rosa, el Té con leche de Taro (una verdura típica de Asia que deja un color morado muy particular) o el de ya bien conocido Té Matcha.
En todos ellos puedes elegir el grado de azúcar que le ponen, la cantidad de hielo, el tipo de leche (siempre con opciones vegetales aptas para veganos) y el topping, donde las burbujas o gelatinas pueden variar de sabor (desde las perlas clásicas hasta las gelatinas de hierbas, de uva, de mango, de fresa o incluso de lichi (traído directamente de un árbol frutal tropical originario del sur de China).
Isla Cake es un concepto muy original, artesano y sabroso traído desde Taiwán para hacer más llevaderos los antojos dulces cuando lo que apetece es un bocado diferente. Un sitio perfecto para quitarnos los prejuicios en materia de postres asiáticos y lanzarnos a probar dulces que jamás habíamos probado antes.