Hay tendencias que nunca deberían haber existido, como la fiebre de las zapatillas crocs — se las dejamos a Frank de la jungla — o las sandalias con calcetines -otro crimen estético-. Otras en cambio, deberían durar siempre, como la moda de la vida sana. No podemos negarlo, todo lo relacionado con la healthy life está a la orden del día. Y si además de preocuparnos por nuestra salud, también estamos cuidando el medio ambiente, esa moda es doblemente bienvenida. De eso saben mucho en Casa Terra, una tienda a granel instalada en pleno Chueca.
VARIEDAD Y CALIDAD
La calle de las Infantas tiene un motivo más por el que pasear por ella desde que se ha instalado este diáfano local en una de sus aceras. De techos altos y muy espacioso, nos ofrece una visión completa de todo lo que puedes comprar con solo echar un vistazo. Toma nota, porque hay tanta variedad que es imposible enumerarlo todo: harinas (tienen más de 30 tipos), frutas y setas deshidratadas, cacaos, cereales, pastas, frutos secos, algas, arroz (con más de 20 tipos), legumbres, miel artesana — puedes elegir entre montaña eco, lavanda o romero — y una gran variedad de especias que forma un arco iris particular en la tienda.
APUESTA POR LO LOCAL
Si en casa estamos bien, ¿por qué salir a buscarlo fuera? Esa es una de las máximas de Casa Terra, ya que piensan que los productos de especialidad que se puedan conseguir en España no necesitan buscarse fuera, como por ejemplo, las lentejas: variedades como la pardina (de Castilla-La Mancha), la de Armuña o la amarilla pelada (ambas de Salamanca) son autóctonas y de calidad. Hay otros alimentos que son especialidad en otras zonas, por lo que en ese caso sí que prefieren que provengan de su lugar original, como la mayoría de las especias, que proceden de la India, Etiopía, América o Chipre. De esta forma podemos conocer la cultura de otros lugares a través de sus sabores más característicos.
Casa Terra nace con la idea de dar un paso atrás para ‘encontrarnos en el momento en el que empezamos a torcernos y a utilizar tantos alimentos procesados y plásticos’, tal y como dice la dueña del local. Creen que tiendas como ésta deberían surgir en todos los barrios para dar a sus vecinos la posibilidad de alimentarse mejor y de comprar sin plásticos. Además, sus precios son más económicos de lo que la gente piensa: al principio tenían el precio de las cantidades por kilo y los clientes se sorprendían con lo que pagaban en caja creyendo que les iba a resultar más caro. Por eso decidieron cambiar el precio de las cantidades de kilo a gramos, de esta forma la gente tiene un cálculo más exacto de lo que compra y se da cuenta de que no tienen precios desorbitados. En resumen, una opción perfecta para marcarnos un triple check: cuidar la tierra, el medio ambiente y a nosotros mismos.