El Parque del Capricho – Francia
Desde la «nueva normalidad» hemos aprendido a valorar, incluso mas que antes, las bondades de salir a la calle y explorar los múltiples rincones de nuestro barrio y ciudad. Los beneficios de deambular sin rumbo se multiplican si el paseo se produce en un entorno natural con bosques, casas de campo o jardines. Espacios idílicos que son muy habituales en otras capitales europeas como París donde, en pleno centro de la ciudad, es posible disfrutar de bellísimos parques y jardines que, más que reales, parecen sacados de una pintura del mismísimo Claude Monet. En Madrid -siendo sinceros- no abundan este tipo de espacios por eso sentimos un poco de envidia hacia nuestros vecinos franceses, pero solo un poquito.
Y aunque la capital francesa nos pilla algo lejos para disfrutar de los Jardines del Palacio Real, de las Tullerías o de Luxemburgo, Madrid sabe cómo compensárnoslo. Al norte de la ciudad, en la Alameda de Osuna, se ubica el Parque del Capricho. Uno de los grandes jardines más elegantes y exuberantes de la capital creado entre 1787 y 1839 bajo el mandato de la Duquesa Condesa de Benavente, Doña María Josefa de Pimentel. Ella fue quien contrató a los mejores jardineros del momento para diseñar el parque, que arrancó con los trabajos de Pablo Boutelou, arquitecto de la corte y jardinero, emparentado con el francés Esteban Boutelou. Le sucederían, el paisajista francés Jean Baptiste Mulot, procedente de la corte de María Antonieta y conocedor a la perfección del Petit Trianon de Versalles; y Provost, compatriota que terminó de completar el trabajo que seguía la moda paisajista imperante en esos años en Europa.
El conjunto de la Alameda de Osuna que constituye uno de los pocos jardines ilustrados existentes en la capital, construido para el ocio de sus dueños y sus invitados. El espacio, que tiene una extensión de 14 hectáreas, cuenta con un laberinto de arbustos, varias edificaciones como el palacete, una pequeña ermita, un inmenso invernadero o el espléndido salón de baile. Los riachuelos que recorren todo el complejo y los estanques donde habitan patos y cisnes dan cohesión a los tres jardines que componen el espacio.
El primer y más extenso jardín fue creado al estilo inglés y evoca la naturaleza más pura y salvaje; en él se encuentra monumentos cómo el templo dedicado a Baco, de estilo neoclásico, o la plazoleta de Saturno, prerromántico, lo que hace erigirse también como el lugar en homenaje al culto pagano. En la parte baja se encuentra el jardín a la italiana, la parte más antigua del parque, donde encontraremos el célebre Laberinto de laurel. Por último, delante de la fachada del lado oeste del palacio se encuentra el parterre o jardín francés de estilo refinado con muchas simetrías, setos recortados, caminos geométricos y varias lagunas.
Visitar el parque de El Capricho es gratuito, pero su apertura al público sólo se produce en fin de semana y días festivos. El período para visitar este rincón del siglo XVII es de abril a septiembre de 09 a 21h y de octubre a marzo de 09 a 18:30h.
Y PARA COMPLETAR EL VIAJE A FRANCIA
Si rodeado de fastuosos jardines podemos sentirnos como en la capital de Francia, imaginaros desayunando un croissant de mantequilla recién hecho o un esponjoso financier junto a una taza de buen café. Probablemente en Madrid hay muchas direcciones para degustar estos pasteles tradicionales franceses, pero pocos como Santa Eulalia Boulangerie. Un café en el Madrid de los Austrias que elabora a diario y en su propio obrador algunos de los bollos más populares del país vecino. Sus brioches, canelé, suizos, etc están increíbles, al igual que todas sus tartaletas (de lima limón, el tatín de manzana o la tartaleta de fruta de la pasión con cassis) y bombones. Es el lugar perfecto para empezar el día, especialmente el fin de semana que vamos con menos prisas, o para darse un homenaje con una merienda de categoría.
