Cuatro primos con un amplio bagaje hostelero se encuentran detrás de la idea de DisTinto, una taberna tradicional con un toque personal y diferente. Con amplia formación en enología y en el mundo del sumiller, esta propuesta nace con la idea de crear una taberna canalla en el Barrio de las Letras. La zona, famosa por su cañeo y su amplia oferta de cerveza de grifo, tiene ahora un lugar idóneo para los que busquen un vino excelente acompañado de la mejor gastronomía. Sus responsables tienen claro que beber vino forma parte esencial de nuestra cultura y, para fomentar su consumo, van a poner lo mejor de su parte, con buenas referencias, buenos precios y alguna labor de divulgación para explicar al público la historia que hay detrás de cada vino.
La oferta enológica comprende entre 300-320 referencias (30 de ellas disponibles por copas), de diferentes tipos (tintos, blancos, rosados, espumosos…) y de diferentes nacionalidades y denominaciones de origen. El criterio de elección está claro: DisTinto ofrece una carta que difícilmente encontrarás en otro lugar, haciendo de tu visita una experiencia –valga la redundancia-, diferente. De ahí la relevancia que adquieren en su catálogo los vinos de pequeños productores y nuevas bodegas, así como los denominados vinos generosos -de los que quieren convertirse en referencia en Madrid- y también los champanes.
A su amplia gama de vinos, se suma también una variada carta de picoteo: desde su tartar de atún con base de lima hasta su Oreja de cerdo “en un bocado” –uno de los platos estrella-. Amantes del buen comer, los responsables de esta neotaberna se esfuerzan para crear una oferta acorde a los gustos del cliente: sabrosa, bien equilibrada y con presentaciones que se salgan de lo convencional. Entre su raciones, que rondan los 10 y los 15 euros, sus tortillas de patata se han convertido en uno de sus platos bandera -en su punto, poco cuajadas y con una suavidad exquisita- perfectas para tomar con cebolla, con bacalao, con hongos y trufa, o con callos. Durante el invierno a mediodía, como es de esperar en toda taberna que se precie, un plato de cuchara que cambia a diario (cocido, fideuá, legumbres, cremas…) muy recomendable tanto para turistas como para los muchos funcionarios que, a diario, se mueven por zona.
Sin duda, el local respira amor al vino por cada uno de sus costados. Tanto en la barra como desde su pequeña zona de comedor, podemos observar decenas de botellas de todos los colores, estilos y tamaños. Además, poco a poco, también van sumando a su oferta cervezas –cuentan ya con unas cinco o seis referencias artesanas- y diferentes marcas gourmet para tomar una buena copa de madrugada. En definitiva, una vuelta de tuerca al concepto de taberna tradicional, con una oferta de vinos encomiable y platos de siempre con un toque… DisTinto.